
A pesar de su ceguera, Xavier Mandicó no quiso renunciar a seguir sintiendo la emoción que día tras día le aportan las olas del mar. A pesar de llevar casi 20 años sin ver, este catalán asegura que cuando se sube a una tabla de windsurf olvida que es ciego, convirtiéndose en su medicina diaria, la que le da energía, alegría y bienestar. Ha llegado a diseñar métodos para que personas con discapacidad puedan seguir sus pasos en el mundo del deporte. Su objetivo: adaptar el entorno para que todo el mundo viva con la misma intensidad el deporte.
Se define como un trabajador, deportista y sobre todo un padre que quiere que su hijo nunca se rinda ante las adversidades. Este es Xavier Mandicó, todo un ejemplo de superación que irradia vida y energía. Esta es su historia.
Perdiste la vista mucho antes de que te adentraras en el mundo del windsurf… ¿Cómo fueron tus inicios en este deporte? ¿Fue difícil emprender este camino?
Desde hace años la práctica deportiva es habitual en mi vida cotidiana. Además de haber sido monitor de esquí, he practicado diversas modalidades deportivas extremas, pero en cuanto perdí la vista decidí dedicarme a la gestión del mundo del deporte para las personas con afecciones visuales y otras discapacidades, así como al trabajo de líneas de investigación para mejorar los métodos tanto de aprendizaje como de mejora técnica. Esto nos permitió encontrar una herramienta de rehabilitación en la mejora de los patrones psicomotores, psicológicos y biomecánicos de las personas con discapacidad total en el deporte.
Montas a caballo, practicas el esquí y corres, entre otras modalidades deportivas que pueden ser llegar a ser complicadas por tu deficiencia visual. Aun así, ¿en cuál te vuelcas más?
Una modalidad deportiva que practico mucho, a pesar de mi discapacidad visual, es el windsurf, un deporte que hemos podido adaptar con el paso del tiempo perfectamente a personas con alguna afección física, volcándonos en la metodología de aprendizaje y en los recorridos a realizar, que es lo más importante para tener éxito en esta modalidad.
Una vez definido esto, aparecieron los patrocinadores de las aventuras que nos hemos ido marcando, entre ellas destacan los recorridos por la costa catalana, el descenso del Delta, etc.
Sin duda has conseguido grandes logros en el deporte acuático. ¿Qué adaptaciones hay en este momento?
Ahora estamos desarrollando unos equipos electrónicos para que sean más perfectos a la hora de exposición al agua, como cascos de comunicación abierta con la persona que nos guía, así como la conexión del deportista con emisoras de radiofrecuencia para controlar su localización y como modo de guía en su recorrido.
Esto nos permite utilizar el deporte como método de rehabilitación y socialización, así como de dar las posibilidades a personas que por su discapacidad no encuentran en el mundo del deporte.
Asimismo, trabajamos con mucha minuciosidad en I+D. A través del conocimiento tecnológico, conseguimos, con la ayuda de empresas internacionales hacer aventuras que no ha hecho nadie y que están dirigidas a personas con discapacidad.
¿Qué significa el mar para ti? ¿Qué es lo qué sientes?
El mar fue, es y será mi medicina. Para mi es libertad, es curación.
Además de deportista eres fisioterapeuta, ¿cómo compaginas ambas habilidades?
Lo difícil no es compaginar ambas cosas, sino conseguir todo esto con una discapacidad. Muchas personas llevan una vida donde su trabajo y su afición al deporte van de la mano. Yo soy una de estas personas, que además intenta que el entorno esté adaptado a aquellas que tienen algún tipo de discapacidad.
Cuando voy a la playa sorteo dificultades por mi problema visual. Sin embargo, cuando me adentro en el mar esas dificultades desaparecen. Olvido que no veo. Es como si recuperara la vista dentro del mar, ya que actúas por los sentidos periféricos que tienes y que llegas a desarrollar.
¿Crees que se debería diseñar más un entorno adaptado para las personas con discapacidad?
A pesar de los tópicos que se suelen escuchar, creo que no. Prefiero que haya pocos espacios adaptados y bien diseñados a muchos y mal hechos.
¿Qué les aconsejarías a las personas con algún tipo de discapacidad que no se animan a practicar ningún deporte por miedo o cobardía?
El nivel de satisfacción en uno está en desarrollar un espíritu de superación y esto lo consigue el deporte, que nos ayuda a aumentar nuestra autoestima. Esto es muy positivo, porque cambia nuestra actitud en el trabajo, con la familia, etc. Sin duda alguna, el eslogan “Muévete” es vital. Ante esto, vale la pena intentarlo, ¿no?
¿Cuáles son tus próximos retos deportivos?
Estamos trabajando para llevar a cabo la travesía del Estrecho de Gibraltar, así como una ruta por Mallorca. También estamos pendientes de visitar la selva negra de Alemania, donde formaremos unas estructuras de escuelas para personas con defiencia visual para que conozcan el método y así seguir divulgando nuestra teoría. Pero lo más importante de todo: seguir pasándolo bien con todo ello.
¿Cómo se define Xavier Mandicó?
Me defino como un padre que quiere enseñar a su hijo a respetar y valorar la vida, y que a no se frene ante las adversidades. Desde los 25 años vivo con mi discapacidad, y durante estos años me he limitado a seguir formándome, a pesar de las complicaciones que me he ido encontrando en la vida. Tienes que ser fuerte para poder subir, porque la vida son continuas subidas y bajadas.