Contra la ejecución de Wo Weihan

Amnistía Internacional ha pedido al Comité Permanente de la Asamblea Nacional Popular de China que indulte al científico médico Wo Weihan, de
59 años, de su condena a muerte.

Hasta la semana pasada, el Tribunal había negado a la familia el permiso de visitarle durante casi cuatro años. Por las últimas informaciones que se han recibido, la condena se podría ejecutar posiblemente en una fecha tan próxima como el jueves 27 de noviembre.

A pesar de haber sido condenado en un proceso que no fue transparente, según su hija, la condena sigue adelante. Wo Weihan fue declarado culpable de violar las leyes chinas, vagamente definidas, sobre secretos de Estado y de espiar para Taiwan

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Wo Weihan fue declarado culpable de espiar para Taiwán en varias ocasiones. Fue declarado culpable, entre otros cargos, de hablar sobre el estado de salud de altos dirigentes chinos (tema considerado secreto de Estado), y de enviar información de una revista “clasificada”, una revista que, de hecho, se podía consultar en la biblioteca de la Academia China de Ciencias.

Wo Weihan fue detenido el 19 de enero de 2005 en Pekín, pero su detención no se hizo oficial hasta el 5 de mayo. Según la sentencia, mientras estaba detenido confesó los cargos. Su familia afirma que confesó en ausencia de un abogado y que más tarde se retractó de esa confesión y manifestó su inocencia, lo que suscita dudas sobre el trato que recibió bajo custodia.

Wo Weihan sufrió una hemorragia cerebral mientras estaba en un centro de detención el 6 de febrero de 2005. Le permitieron recuperarse en su casa durante seis semanas. En marzo de 2005 lo llevaron al Hospital Municipal Bo Ren de Pekín (un hospital penitenciario), donde permanece recluido desde entonces. Según su familia, antes de su detención no tenía problemas de salud.

Durante los primeros diez meses de su detención no se permitió a nadie verlo. Finalmente le permitieron mantener encuentros periódicos con sus abogados, pero su familia no ha podido reunirse con él hasta ahora.

Una de sus hijas ha manifestado:

«La ejecución no es justa. El proceso no fue transparente. Las pruebas en las que se basó la sentencia eran vagas y circunstanciales, y él fue declarado culpable mediante una confesión que le extrajeron y de la que más tarde se retractó ante el tribunal. Ahora sólo podemos pedir que se detenga la ejecución y se mantenga a mi padre con vida».

Sam Zarifi, director del Programa para Asia y Oceanía de Amnistía Internacional, asegura que 

«Las autoridades chinas deben indultar a Wo Weihan y detener su ejecución. La información disponible sugiere que Wo Weihan no recibió un juicio justo conforme a las normas internacionales. China tiene derecho a procesar a personas por espionaje, pero la muerte de Wo Weihan a manos del gobierno chino sería cruel e inhumana. Deploramos el papel que China mantiene como el principal verdugo del mundo».