Por los 50 años de Rigoberta Menchú

Foto: Fundación Rigoberta Menchú
Foto: Fundación Rigoberta Menchú

Todos y cada uno de nosotros, aunque nos demos cuenta un poco tarde, leemos y conocemos historias de personajes especiales, que tejen y envuelven una vida llena de grandes experiencias y a quienes admiramos de una manera u otra. Para mí, una de las personas que encarna estos valores es la guatemalteca Rigoberta Menchú, que el pasado viernes 9 de enero celebró su 50 aniversario.

Como ella misma ha sostenido en más de una ocasión, su vida ha estado marcada por una lucha constante que, sin embargo, le ha brindado experiencias vitales muy positivas y que le han aportado mucho en el terreno personal.

Ya desde muy joven fue defensora de los derechos humanos. Esta guatemalteca, que pertenece al pueblo quiché-maya, ha tenido un papel muy activo en las luchas sociales en el ámbito nacional e internacional.

Desgraciadamente, su vida estuvo marcada desde una muy temprana edad por las injusticias sociales, la explotación, el racismo y la discriminación a la que son sometidos, aún hoy, millones de indígenas en todo el mundo.

NOBEL Y PRÍNCIPE DE ASTURIAS

Una vida que también le ha estado marcada por su exilio debido a la reivindicación de los derechos de los pueblos indígenas y de los campesinos en su país. Esto le valió ganar un Premio Nobel en 1992 por el reconocimiento de los derechos de los pueblos indígenas y por luchar en contra de las injusticias y el galardón del Premio Príncipe de Asturias de Cooperación Internacional en 1998 por la defensa y la dignificación de las mujeres.

Además, ha escrito diferentes autobiografías y obras que le han hecho popular y decidió presentarse a las elecciones presidenciales de Guatemala de 2007. Desde hace poco es presidenta de la compañía farmacéutica mejicana Salud Para Todos, que suministra medicinas genéricas a los indígenas guatemaltecos.

Como vemos, su vida ha estado marcada por experiencias muy intensas que le han permitido viajar por todo el mundo y saborear un atisbo de popularidad. Esto le ha hecho posible celebrar sus 50 años de una manera muy especial, en compañía de sus seres queridos, recibiendo copiosas visitas y dos regalos muy especiales: un gran ramo de flores y la entrega de una maqueta para poder colocar ese Premio Nobel que tanto mereció recibir.