Carmen Alborch es, para muchas personas, símbolo de cambio, rebeldía y lucha por una profunda igualdad. Trabaja sin parar y sus libros son un éxito rotundo, quizá por la sensibilidad con la que se acerca a la problemática, deseos y situaciones de muchas mujeres españolas:
“Desafortunadamente, vivimos en una sociedad más desigual de lo que nos creemos. Es necesario erradicar la violencia contra las mujeres, que es la máxima expresión de la desigualdad, pero también hay que evitar la precariedad laboral. Muchas españolas cobran todavía un 20% menos que los hombres en los mismos puestos de trabajo. Estudios y estadísticas demuestran que las mujeres tienen más contratos a tiempo parcial, temporales y más paro. A esto hay que añadir la dificultad de conciliar la vida familiar con la profesional».
«Otro ejemplo, en las esferas altas del poder, tanto en el económico como en el científico, hay una escasa representación de las mujeres, seguimos en un segundo plano. Todavía queda mucho camino por andar”.
Y bien es cierto, pero las cosas van mejorando. La desigualdad existe, pero caminamos, con paso firme, hacia la igualdad. De ahí el importante papel de los propios padres al educar a sus hijos varones.