Los cursos de verano de la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED) traen un soplo de aire fresco estos días a las internas de la cárcel de Alcalá Meco de Madrid, donde han tenido la oportunidad de convivir con otros estudiantes de esta universidad y de sumergirse en el mundo del cine de la mano de directores y actores. Nos adentramos tras las rejas para ver de primera mano lo que se vive a diario en la cárcel.
Son las once de la mañana en la prisión de mujeres de Alcalá Meco de Madrid. Las internas bullen por los diferentes recintos de la cárcel. Algunas trabajan en la panadería, otras se bañan en la piscina, pintan en el taller de cerámica o charlan animadamente mientras se ponen guapas en la peluquería.
Pero donde reina un gran silencio es en el salón de actos de Madrid 1. El director de cine Javier Rebollo, junto con otros compañeros de profesión, da una clase en la que explica el papel del sexo femenino en la gran pantalla.
Sus palabras cobran más sentido que nunca por cuanto buscan revalorizar el papel de la mujer y darle su máximo protagonismo, algo que muchas presas desean recuperar, junto con su autoestima.
La idea de estos cursos no es nueva y proviene del acuerdo que la cárcel tiene con la UNED, que todos los años propone, prepara y organiza temas interesantes y amenos para estos cursos de verano.
Pero no todo es de color de rosa en la cárcel, y no todas las internas piensan igual. Llama la atención que las extranjeras, en su mayoría sudamericanas o provenientes de países del este, hablen constantemente de respeto, mientras que las españolas sí que sientan el peso de la falta de libertad como algo muy doloroso.
«Esto es muy duro, tardas mucho en acostumbrarte a no poder salir, a no ver a la gente que quieres. Te invade un sentimiento muy fuerte de tristeza, luego de supervivencia… Pero estos cursos nos vienen muy bien. Creo que desde la cárcel se nos ofrecen muchas iniciativas, a pesar de que no siempre consiguen una buena acogida. La razón es que existe mucho tedio e indiferencia entre las internas. Es una pena, porque oportunidades de formación se nos ofrecen, y muchas»,
comenta Mónica Morales, reclusa que comienza a estudiar Trabajo Social por la UNED.
Y desde luego, como comenta esta joven, actividades no faltan.
«Tenemos dos bloques de actividades: un bloque formativo de tipo general que llevamos en colaboración la Comunidad de Madrid; el tema de la educación superior, donde entra en juego la UNED, y el tema de la formación profesional que se realiza con el INEM. Y por cierto, aquí se realizan las togas de los jueces y magistrados españoles»,
comenta Jose Luis Cuevas Crespo, director del centro penitenciario.
Muchos de estos cursos de formación dan la oportunidad a estas jóvenes de tener posibilidades de entrar en el mercado laboral y poder mandar dinero a casa.
Llega el momento de la entrega de las titulaciones. El entusiasmo y los aplausos llenan la sala, y durante unas horas, la privación de libertad se transforma en esperanza, en alegría, y en la intención, por parte de muchas mentes, de ser mejor persona y conseguir salir adelante, lejos de las rejas.