
El otro día comencé una correspondencia muy especial. Contacté con Joaquín Zuazo, un joven que desde Burundi está trabajando por los niños de la calle de la mano de la Fundación María Arafasha. Prometí contar su experiencia en este blog a lo largo de las próximas semanas, y así lo hago.
Joaquín dejó en Madrid una vida cómoda y llena de amigos, (que por cierto han realizado comentarios muy bonitos al post que ya hemos publicado) y se fue a una de las zonas más pobres del planeta. Para todos, y con la esperanza de que su ejemplo perdure y sea imitado, continuamos haciéndole preguntas sobre los habitantes de Bujumbura…
Antes de ir a Burundi, ¿qué conocías del país?
La verdad es que la primera vez que vine a Burundi no conocía nada del país y tampoco quería. No busqué ninguna información, es más, la evitaba. Quería sorprenderme y verlo todo de primera mano. Sin prejuicios. Mi ignorancia era tanta que ni si quiera conocía a los padres con los que iba a trabajar. No les vi en el aeropuerto y llegué sólo en un taxi a Mont Sion Gikungu…
Cuando llegaste ¿qué te encontraste?, ¿cómo fueron tus primeras impresiones? ¿Nos puedes describir un poco lo que sentiste y viste?
Bueno, como te contaba mi llegada fue muy divertida. No conocía al Padre Mauricio, que fue a buscarme al aeropuerto. El caso es que no nos vimos y yo rápidamente cogí un taxi con la dirección en una carta que llevaba en el bolsillo.
Descubrimos el bario al que queria por el único cartel que hay de Mont Sion en toda la cuidad ¿que es además de muy pequeño de tamaño!. Pero Dios quiso que lo viera y de esa forma llegue. La verdad es que fue una inconsciencia y un milagro que llegara. Sin hablar Kirundi y casi sin hablar francés.
Y bueno, me encontré una realidad muy diferente, aquí todo es muy distinto. Es como un caos, pero con orden. Me encontré con gente muy diferente, pero excesivamente acogedora. La verdad es que en dos meses no tuve la más mínima nostalgia. Y eso que me costó unos días hacerme a la idea de lo lejos que estaba. Me sentía increíblemente feliz, con muchísima paz interior.
¿Nos puedes contar cómo es la gente de allí? ¿Cómo la describirías?
La verdad es que hasta ahora por casualidad o por el destino he tenido relación con mucha gente diferente, desde dos ex presidentes hasta algún ministro y gobernador, sin olvidarme de mencionar a los más pobres. Todos en el país tienen un sentimiento de amor muy grande por su país.
Sienten que es un buen lugar y tienen mucha esperanza en el futuro. Todos creen que las cosas van a mejorar. Eso la verdad es que me sorprende y lo admiro mucho, esa capacidad de esperanza ante un panorama desolador.
Por otro lado otra cosa que me fascina es la vinculación que tienen con Dios y lo proximo que lo sientes. No se, la gente es increíble, necesitan tan poco para ser felices… Eso siempre me hace pensar en lo materialistas que somos. Tenemos que aprender de ellos tambien. ¿Por qué nuestro modelo va a ser mejor?
Continuará…