Un brindis por la trashumancia

Foto: Ernesto Díaz
Foto: Ernesto Díaz

Quedan pocos, pero mantienen el espíritu de una cultura milenaria, transmitida de generación en generación desde hace siete siglos. Hablo de los pastores trashumantes, esos que abandonan su casa durante meses para buscar pasto fresco y calor de la mano de su ganado.

Duermen a la luz de la lumbre, cuentan historias y leyendas, y se saben al dedillo cada rincón de las tierras que pisan. No le temen al frío, y saben de la importancia de su trabajo, que aunque poco valorada, sirve para mantener el ecosistema de nuestro territorio en equilibrio, los paisajes en consonancia y evitar muchos incendios.

Si quieres saber más sobre la vida de estas personas y su increíble oficio, te recomiendo el libro de Manuel Rodríguez PascualLa Trashumancia. Cultura, cañadas y viajes” (Edilesa), en el que encontrarás todos los secretos sobre este arte milenario y el peligro al que se enfrenta por la pasividad de todos y la falta de ayudas.