
Hay personas a quien les mueve, desde siempre, una profunda necesidad de ayudar a quien más lo necesita y a superar retos personales cada día, por más difíciles que resulten de antemano.
Es lo que le sucede a Víctor Velasco, un joven español que, desde hace 11 años, decidió darle un giro radical a su vida y emprender una larga travesía como cooperante participando en diferentes programas de desarrollo en países como Honduras, Filipinas, el Salvador, Nicaragua o Kosovo.
Este joven, que ha participado en varios proyectos de cooperación de las Naciones Unidas, colabora con Solidaridad Internacional, que desde hace un año y medio trabaja en el departamento suroriental de Nariño, que alberga un 80% de superficie de selva y donde habitan pueblos indígenas.
El pueblo Awá es una de las comunidades indígenas que ha permanecido en este territorio desde épocas ancestrales y que Víctor Velasco conoce muy bien, porque convive a diario con su realidad cultural y cotidiana.
Una realidad que se ha visto muy castigada por el conflicto que, desde 1964, azota al país y que enfrenta a las guerrillas paramilitares, al ejército colombiano y a las FARC y que es muy negativo para este pueblo, ya que se ve en medio de ostigamientos, tiroteos y matanzas ante una guerra que les queda muy lejos, ya que su única lucha es la de preservar sus tierras para continuar llevando a cabo sus formas de vida.
Precisamente, durante el mes de enero y hasta mediados del mes de febrero, como consecuencia de esta guerra, murieron más de 13 indígenas en diferentes tiroteos cerca del municipio de Barbacoas.
También hay que añadir las fatales consecuencias que tiene para esta población la ocupación sistemática de sus tierras por los colonos, que son utilizadas para plantar monocultivos como la palma africana, que representan un gran obstáculo para que puedan seguir cultivando sus tierras respetando el entorno geográfico en el que se han asentado desde hace miles de años.
Esta situación obliga que este pueblo indígena tenga que desplazarse hacia otras zonas del mismo departamento para seguir manteniendo sus formas tradicionales de vida.
Todos deberíamos reflexionar acerca de las grandes lecciones que personas como Víctor Velasco pueden darnos acerca de valores humanos en su lucha incansable para fortalecer la realidad cultural de esta comunidad indígena y para asegurar unas mínimas infraestructuras sanitarias y de vivienda.
Un trabajo que trae consigo grandes adversidades y momentos de sufrimiento, que se ven recompensados por grandes alegrías. Un trabajo totalmente desinteresado para intentar lograr, al fin y al cabo, que la guerra perjudique lo menos posible a este pueblo. Pero como él mismo dice:
“Todo lo vale cuando ves una sonrisa dibujada en el rostro de una persona que te agradece tu trabajo”.