Vamos a hablar ahora de cómo eliminar residuos altamente tóxicos con uno de los productos nacionales de mayor prestigio de nuestro país: ¡el aceite de oliva!
Bueno, es algo más complicado que esto, lo intentaré explicar más sencillamente. Un equipo de investigadores del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) ha demostrado que al aplicar alperujo, uno de los residuos de la producción de aceite de oliva, a suelos contaminados con tricloroetileno, se consigue una notable reducción de este contaminante.
El tricloroetileno, hidrocarburo frecuentemente utilizado como solvente en procesos industriales, es uno de los contaminantes químicos más extendidos y resistentes a la biodegradación en condiciones aerobias.
Según ha informado el CSIC, el vermicompostaje es una técnica de reciclaje de residuos orgánicos que, aplicada al alperujo, hace posible que éste sea capaz de absorber el tricloroetileno y, posteriormente, acelerar su degradación.
Emilio Benítez, de la Estación Experimental del Zaidín (centro del CSIC en Granada), explica que el alperujo previamente tratado por vermicompostaje ha permitido reducir en sólo un mes el 30% del contaminante, evitando que pase a las capas más profundas del suelo y reduciendo así el riesgo de contaminación de los acuíferos.
Ahí quedan los datos. Por tanto, este estudio puede convertirse en una solución para los países de la cuenca mediterránea, en los que la producción de aceite de oliva constituye una de las principales actividades económicas y genera gran cantidad de residuos orgánicos con altos niveles de toxicidad. Sólo en Andalucía se producen aproximadamente tres millones de toneladas de alperujo al año.