No es ningún secreto la mala situación en la que se encuentran los ecosistemas antárticos, y por este mismo motivo acaban de pedir en Madrid que se considere la posibilidad de imponer una tasa a los turistas que quieran entrar en este continente. ¿Qué te parece?
La idea viene de un grupo de expertos que presentaron el otro día en la capital de España el estudio «Valoración del impacto ambiental del turismo comercial sobre los ecosistemas antárticos», promovido por el Ministerio de Ciencia e Innovación y por la Fundación Abertis.
Según el estudio, cada visitante genera, aproximadamente, 4,4 toneladas de dióxido de carbono, lo que equivale energéticamente al consumo eléctrico medio anual de un hogar europeo con tres inquilinos.
Por esta razón se plantea la tasa: serviría para financiar la puesta en marcha de medidas específicas, entre otras, un mayor control turístico mediante la formación de guías, que en estos casos y según el informe son quienes más pueden contribuir a la defensa de los impactos ambientales.
Estos expertos consideran necesaria una inspección continua de personas cualificadas para garantizar el cumplimiento de la normativa vigente, además de barcos de vigilancia para controlar las operaciones de los cruceros turísticos en los lugares más sensibles y visitados de la Antártida.
Peter Convey, biólogo del British Antartics Survey, y que ha visitado en varias ocasiones la Antártida, pidió una reflexión bastante interesante.
«Evaluar si el beneficio de nuestro trabajo (como investigadores) es más importante que el impacto que puede ocasionar, ya que los visitantes al continente transportan microbios ‘invasores’ y en la actualidad hay ‘200 especies invasoras’ y en algunas islas, hay más (especies) invasoras que autóctonas».
Convey quiso destacar el riesgo de brotes de enfermedades en los animales del continente antártico, poniendo como ejemplo lo que ocasionaría «la gripe aviar en los pingüinos».
El biólogo británico informó de que el perfil del visitante suele ser de personas procedentes de sectores sociales con elevado poder adquisitivo y de edad avanzada y que su principal motivación por estas visitas se produce por el disfrute de pisar el único continente en el que no habían estado previamente.