William Kamkwamba vivía con sus padres en Masitala, una pequeña aldea a 2 horas en camioneta de la capital de Malawi con 50 chozas de adobe, sin agua corriente ni luz, y todas sumidas en la mas absoluta pobreza.
William había asistido a la escuela algún tiempo, aunque por necesidades de la familia tuvo que abandonarla pronto. No obstante se leía con avidez todos los libros y revistas que alguna ONG dejaba en en club social de la aldea.
Compartía choza con 6 hermanas y sus padres. Ayudaba en las tareas de cultivo de tabaco u otras chapuzas que generaban pequeños ingresos a la familia.
En 2002, cuando cumplía 14 años llegó a sus manos una publicación educativa de ciencia donde se explicaba cómo convertir el viento en electricidad. Con su ingenio, instinto de supervivencia y ganas de aprender erigió con sus propias manos y basura reciclada un pequeño molino de viento que cambiaría su aldea para siempre.
Con una vieja bicicleta, el ventilador de un tractor abandonado, gomas, madera de eucalyptus y los desechos de agricultores vecinos comenzó a construir el primer aero-generador particular de todo el país. Su propia familia y vecinos se reían de él, pensando que estaba haciendo algo completamente inútil.
Midiendo pieza a pieza, buscando materiales lo más resistentes y ligeros posibles, William consiguió encauzar el viento a través de su molino para llevar la luz artificial a sus asombrados progenitores. Sin saberlo, William había levantado no sólo un molino de viento que ayudaría a abastecer de energía a su aldea, sino la base para la mejora de la deteriorada conciencia auto-suministradora de sus deprimidos compatriotas.
Una vez comprobada su eficacia (logró abastecer de energía eléctrica a 4 bombillas, una radio e incluso el cargador del único móvil de la aldea), fue perfeccionando el invento y construyendo algún molino más para otros vecinos.
Hasta aquí la parte de la historia en la que gracias a la educación, el ingenio, el esfuerzo y la esperanza el hombre es capaz de progresar y mejorar su entorno. A partir del descubrimiento de William por los periodistas, comienza otra historia… la de la explotación medíatica de éste hecho. Entrevistas, viajes a Estados Unidos, más entrevistas, una película, un libro… En cualquier caso, el protagonistas sigue utilizando todo esto que tanto nos gusta a los occidentales para seguir ayudando a prosperar a los de su aldea.