La ONG Solidaridad Internacional lleva más de diez años proponiendo a sus voluntarios unas vacaciones solidarias. Una iniciativa con la que se pretende iniciar a los interesados en proyectos de cooperación internacional. Hemos tenido la oportunidad de hablar con una de estas turistas solidarias: se llama Itziar Gorostidi, es trabajadora social y, casi de casualidad, se embarcó en un periplo solidario a Bolivia que, en sus propias palabras, ha cambiado su forma de entender el mundo.
Las vacaciones suelen ser una época para desconectar y olvidarse de todo, ¿por qué decidiste que las tuyas tuvieran un componente solidario?
Fue casualidad. Trabajo con adolescentes y una de las chicas tenía planeadas unas vacaciones solidarias y no podía ir, así que me dijo que si me apetecía ir en su lugar. Me apunté sin pensarlo mucho y han sido unas vacaciones muy gratas. He estado trabajado en la ONG Semta.
¿En qué ha consistido este trabajo?
He colaborado en la ‘carnetización’ (asignación de documentos de identidad) para los indígenas de algunas comunidades bolivianas. Es una especie de sondeo entre diferentes comunidades porque hay mucha gente que no tiene carné o que está pendiente de renovación, y nosotros les facilitábamos su documentación. La intención es que desde la capital La Paz se muevan hacia las comunidades y que no sean los indígenas los que se desplacen hasta allí para obtener su documentación , algo que les supone un esfuerzo muy importante.
En su conjunto, la iniciativa solidaria surge de un convenio llamado ‘Empoderamiento de la mujer en Perú y Bolivia’, ¿qué se pretende conseguir con ella?
El proyecto trabaja en varias líneas diferentes: la violencia doméstica, los derechos políticos, la participación de la mujer en la vida política. No sólo se dedica a ayudar a las mujeres, también se ayuda a otros colectivos porque el empoderamiento de la mujer no llega si el hombre no lo facilita. También se intenta ayudar a la población para que sea capaz de autogestionarse. Proporcionar a las personas los recursos necesarios para que monten sus propios negocios.
¿En qué crees que se puede mejorar?
Es un proyecto que lleva sólo dos años en marcha y le queda mucho por mejorar, tanto a nivel interno como en la información que te proporcionan antes de ir o en los datos que tienen ellos de ti. La realidad es que el trabajo que puedes hacer está bastante limitado. Si llego a saber mi cometido antes de llegar, me hubiese preparado documentación o planificado mis tareas.
¿Cómo has encontrado la situación de la mujer en Bolivia?
Es un modo de vida excesivamente tradicional. La mujer en casa con sus hijos y sometida por el marido. Posiblemente no es una situación muy distinta a la que pueden vivir muchas familias españolas, pero allí está completamente asumido y se ve como algo totalmente normal.
Una vez has regresado, ¿qué supone para ti esta experiencia?
Gracias a un proyecto como éste, he podido ver la realidad de un país muy diferente al nuestro. Aprendes mucho, es una cuestión de ‘egoísmo solidario’. Me quedo con la forma que tienen de tomarse la vida estas personas, muy distinta de la que tenemos nosotros. Ven las cosas con más tranquilidad, hay que aprender mucho de las personas que viven allí, porque nosotros nos ahogamos en un vaso de agua.
¿Volverías a convertirte en una turista solidaria?
Sí, sin dudarlo. Aunque todavía no tengo nada preparado porque durante el resto del año, tengo mi trabajo y ya pensaré cuando llegue el momento.
¿Qué sitios te gustaría visitar?
No lo sé, en principio no tengo ningún lugar definido. Me gustaría viajar al Sáhara, aunque ya se verá.
¿Has participado en alguna otra causa solidaria?
Sí; he colaborado con ‘Jóvenes cooperantes del Gobierno Vasco’. Fue una beca de tres meses en la que estuve colaborando en la lucha contra la pobreza infantil en Venezuela.
¿Qué le diría a aquella persona que está pensando en participar en unas vacaciones solidarias?
Es completamente recomendable; que se apunte sin pensarlo. Allí se va con toda la humildad del mundo a ayudar en lo que se pueda y a hacer lo que te manden. Las personas son muy amables y te tratan con mucho respeto. Supone un gran aprendizaje a todos los niveles.