‘La peluquería como centro de terapia de salón’. Así podría llamarse un estudio de la Universidad Estatal de Ohio que sugiere que los peluqueros pueden hacer mucho más que arreglar el pelo de sus clientes mayores y mejorarles el aspecto, ya que tienen un papel útil a la hora de orientarles en relación a los servicios de atención médica que necesitan.
Debido a las horas que dedican a acudir a la peluquería, una o dos veces al mes, las personas mayores establecen una relación a largo plazo con sus barberos o peluqueros llegando a hablar abiertamente de sus preocupaciones, problemas de salud, depresión o de la familia.
Según afirma el Journal of Applied Gerontology, la mayoría de peluqueros apoya y anima a sus clientes, e incluso estarían dispuestos a recomendarles un servicio comunitario útil. Mientras que en una encuesta a 40 profesionales de estética de Columbus (Ohio), los entrevistados creen poder hacer un buen trabajo en reconocer los síntomas de demencia, abandono y depresión entre la clientela de edad avanzada.
A pesar del intento, en ambos estudios los peluqueros dicen que no saben qué ayuda recomendar en cada caso. Sin embargo, muchos no dejan de aconsejar al cliente y aproximadamente un cuarto intenta convencerle para que busque ayuda profesional.
El coautor del estudio, Keith Anderson, afirma que los peluqueros están en una buena posición para reconocer el estado anímico y personal del cliente, y saber cuando puede necesitar ayuda. Por ello propone:
“ayudar a los peluqueros y peluqueras a dirigir a las personas mayores que tienen algún problema a los servicios comunitarios. También sería oportuno que los salones de belleza tuvieran folletos y otras informaciones sobre los servicios disponibles para la tercera edad”.