En la naturaleza es fácil aplicar la expresión ‘el perro que se muerde la cola’, pues todo esta interrelacionado. La falta de biodiversidad afecta a las plantas y flores silvestres, causando una bajada de la población vegetal y, en consecuencia, las abejas también estás disminuyendo su número.
Un estudio publicado por la BBC informa que estos insectos se alimentan del polen que producen varios tipos de plantas, hecho que les proporciona un sistema inmunológico más fuerte y resistente para esterilizar la comida de su colonia.
La falta de diversidad de plantas supone la falta de variedad de polen para las abejas. Esta escasez produce que estén más indefensas frente a infecciones y el ataque de otros animales, como las larvas.
Como si de un círculo vicioso se tratara, el problema no se localiza sólo en la producción de miel de las abejas sino también en la producción floral. Porque de estos animales voladores dependen las verduras, los prados y los árboles de frutas.
Estados Unidos, Francia e Inglaterra son las zonas más afectadas donde ya han desaparecido colonias enteras de abejas, por lo que han decidido tomar cartas en el asunto y frenar el descenso de la población de estos insectos.