Fátima, una mujer que lucha por la igualdad de oportunidades

Una mujer árabe con velo. Fátima ha sido acusada por el imán de su localidad por no usarloEl otro día, de casualidad, puse la televisión y aparecía una joven marroquí, Fátima, que se lamentaba por la situación que estaba viviendo. Como no logré hilvanar bien la historia, y sentí que el tema escondía un caso de desigualdad o incluso discriminación, decidí investigar por mi cuenta y buceé en Internet hasta que di con una entrevista que El País había realizado a esta mujer.

Resulta que Fátima Ghailan, hasta ahora mediadora cultural en el Ayuntamiento de Cunit (Tarragona), y espero que por mucho tiempo (a no ser que los acontecimientos más recientes cambien la situación), acusa al imán, Mohamed Benbrahim, de intentar que la despidieran de su puesto de empleo por motivos tales como no vestir velo o relacionarse con españoles no musulmanes. De hecho, según cuenta la protagonista en el rotativo, el fiscal pide cinco años de cárcel para el imán por delitos de coacción, amenazas y calumnias.

Según la versión de esta mujer publicada en El País, en Marruecos, trabajar en la Administración da poder y el imán es el único que ostenta el poder fáctico. Lo que significa que hasta que se hizo mediadora cultural, el imán era el único interlocutor entre la comunidad musulmana y el Ayuntamiento. Fátima apunta que cuando empezó a trabajar ella en el consistorio, aquel creyó que “peligraba su situación” y, claro, supongo que ahí empezaría todo.

Fátima denuncia, en la misma publicación, que su familia también se ha visto afectada por esta situación. De hecho, en el pueblo, el entorno cercano al imán decían que eran unos infieles por tener amigos en la localidad, y sus propios hijos tuvieron que desayunar escondidos durante el Ramadán debido a las críticas de otros niños musulmanes. No obstante, lo peor fueron las llamadas anónimas en árabe en las que la amenazaban con quemarla.

Por su parte, la Asociación Islámica recogió firmas para que despidieran a Fátima y fue entonces cuando la alcaldesa, Judit Alberich, le dijo directamente a esta joven que en ese momento “representaba un problema para el ayuntamiento”.

Por su parte, la versión de la alcaldesa es otra completamente distinta y la podréis encontrar en otra entrevista que también publica El País. Incluso, asegura la mujer musulmana, por consentimiento o quizás desidia de la alcaldesa, se llegó a romper una orden de alejamiento que tenía el imán y sus seguidores para con Fámima.

La joven, como es normal, está destrozada porque, dice, le han dado la espalda. Es más, le han dicho que si quiere irse de la localidad le facilitarán las cosas. Pero ella piensa que no tiene porqué irse y que si la alcaldesa piensa despedirla, “que lo haga”.

“Primero está mi dignidad”, son las valerosas palabras con las que culmina la entrevista a esta gran mujer, que tan sólo lucha por conservar su empleo y por vivir en santa paz, como cualquier persona, sea de la raza y religión que sea, rodeada, como no, de la propia familia.