La inserción social es siempre un reto

Mercé Conangla y Jauma Soler, autores de 'Corazón que siente, ojos que ven'Leyendo el libro de ‘Corazón que siente, ojos que ven’ (Zenith, 2010), que acaban de publicar Mercé Conangla y Jauma Soler, me he encontrado con una historia de superación increíble, una persona a quien le sobreviene una discapacidad y tiene que reinventar su vida para lograr insertarse socialmente.

En la obra hay ejemplos concretos porque se caracteriza, precisamente, porque es vida vivida, experimentada. Pero yo me refiero al caso de Marta Salas, cuyo contacto podemos encontrar en el libro por si el lector quiere comunicarse con ella. Mercé Conangla me cuenta la historia de esta gran persona:

“Se trata de una mujer que ha estado con nosotros en la Fundación Ambit y que era una alta ejecutiva que tenía que viajar todo el tiempo por su cargo. Con más de cuarenta años le sobrevino una enfermedad en los ojos y se quedó ciega. Desde entonces, su vida fue un constante goteo de pérdidas de todo tipo”.

Por este motivo, tuvo que rediseñar su vida de diferente manera.

“Fue a Francia para entrenarse con un perro que ahora siempre le acompaña y tuvo que aprender a andar y leer de otra forma, a readaptar toda su casa y muchas otras cosas. En este momento, está formando en cárceles, explicando la dificultad de su experiencia a personas presas y también en escuelas para que los niños sepan cómo tratar a personas que tienen este tipo de discapacidad”.

Marta se mueve en transporte público a diario e, incluso, ha participado en una campaña para que dejaran subir a perros guía en algunos autobuses que no lo permitían. Su vida es distinta, pero ha vuelto a ser feliz viviendo de otra manera.

“La experiencia de muchos personas, no sólo la suya, nos demuestra que la vida tiene voluntad de ser. Marta pasó un tiempo para aceptar su nueva situación, para superar su duelo, pero es posible fabricarte una vida útil, con sentido, diciéndose a uno mismo que ‘estas son mis horas y las voy a vivir para que me sirvan, para dejar un legado’. Son personas muy generosas”,

concluye Mercé la historia.

Conozco muchas historias de inserción social, pero no puedo dejar de sorprenderme. Hacer de la diferencia un enriquecimiento, me parece todo un logro, una meta tan loable que no puedo dejar de aplaudir sabiendo como sé, de primera mano, todas las dificultades que tiene que superar una persona con discapacidad para sentirse uno más.