‘Nuestros silencios’, esculturas monumentales con réplicas accesibles

Imagen de las esculturas de bronce de la muestra 'Nuestros silencios'Si das un paseo por el Parque Juan Carlos I de Madrid, te encontrarás con unas curiosas esculturas monumentales. Se trata de la exposición ‘Nuestros silencios’ del artista mexicano Rivelino, que permanecerá en Madrid hasta el próximo 16 de abril antes de emprender el viaje por otras ciudades europeas con el objetivo de iniciar al espectador en una reflexión sobre los millones de silencios que hay en el mundo.

Cuántas veces vas andando por la calle y la persona que va delante tira un papel al suelo y no le dices nada; cuántas personas no denuncian las situaciones más obvias; cuántas personas no pueden decir cómo se sienten o lo que les molesta… ¿Qué podríamos hacer para cambiar los silencios que hay en el mundo? ¿Qué pasaría si esto cambiara?

Estos son los interrogantes que plantea el autor al espectador a través de diez enormes bustos en bronce de color blanco, que representan a las razas blanca, negra, asiática, árabe e indígena, y que, con la boca tapada, tienen algo que decir… Esto es lo que tendrá que ir descubriendo el viandante mediante las inscripciones y textos que llevan las figuras.

La muestra está pensada para que se pueda disfrutar más allá de los sentidos y todos podrán iniciarse en la reflexión. De tal manera que las esculturas esconden en su interior una ‘caja táctil’ con réplicas de las figuras a tamaño escala y con textos en braille que permiten a las personas con discapacidad visual disfrutar y participar de la obra.

Rivelino (Jalisco, 1973) no quiere que las personas que no pueden ver queden excluidas del arte, por lo que siempre configura sus obras para que sean accesibles. Si quieres saber más sobre este escultor mexicano, te dejamos la entrevista que le ha realizado nuestra compañera Meritxell Tizón…

¿Cuándo y cómo surgió su vínculo con las artes plásticas?
Desde siempre me gustó trasformar un material en una cosa distinta a lo que era en un principio. No era un niño común, no solía pedir a mis padres juguetes sofisticados ya que para mi era más emocionante tener la suficiente plastilina para construir cualquier cosa. Con el tiempo el juego se tornó mucho más serio… hasta que un buen día terminé curioseando en el taller de artes plásticas de la preparatoria y el maestro que dirigía la clase me invitó a quedarme.

Si ese día me hubiese retrasado un minuto en mi camino o algo me  distrajera unos instantes y no hubiese visto la puerta abierta de ese taller, jamás podría estar contando esto, pues lo que escuché en ese estudio hizo que cambiara por completo lo que, hasta ese momento, tenía planeado hacer con mi vida. Ahí descubrí que todo lo que hice de ella y lo que me daba tanto placer, también podía convertirse en una carrera tan seria como cualquier otra y, desde ese día, no he dejado de dedicarle mi atención a este camino infinito que es el mundo del arte.

¿Cuáles han sido sus referencias como artista?
Mis influencias más grandes vienen del arte prehispánico, principalmente de las culturas antiguas de México, y del arte antiguo de casi todo el mundo. Me fascina descubrir que en cada parte de la historia de la humanidad existieron personas que con muy poco crearon muchísimo.

Otra de mis grandes influencias es la arquitectura. Como escultor, sé lo que implica construir algo de la nada y esta disciplina da grandes ejemplos de eso. Encuentro gran motivación en pintores como Caravaggio, Francis Bacon, Tàpies, José Clemente Orozco y Tamayo; entre los escultores, admiro y respeto a los prehistóricos y prehispánicos; luego a Bernini, Calder, Anish Kapoor, Richard Serra, Miró, Juan Soriano… ¡Hay tantos!

Una grúa coloca una de las enormes esculturas de la exposición¿Qué reacción pretende conseguir en el público con ‘Nuestros silencios’?
Hay una gran obsesión por creer que la libertad de expresión es colectiva y una autocensura individual también tremenda. Por ejemplo, uno no es capaz de decirle al otro que está despeinado porque se puede molestar, esas cosas tan pequeñas se producen miles de millones de veces por segundo en todo el mundo, ¿qué pasaría si cambiaran? He tenido muchas veces la fantasía de pensar qué pasaría si un solo día todo el mundo dijese exactamente lo que piensa: ¿cómo sería el día siguiente?

El tema del silencio siempre ha estado presente en mi trabajo, porque puede ser bello y doloroso a la vez. Normalmente vamos por el mundo sin decir lo que pensamos casi de cualquier cosa y de cualquier persona. Esta muestra siempre ha tenido, por mi parte, la intención de que sea vista por la mayor cantidad de personas posible. Con ella intento hacer recordar la importancia de expresar lo que se siente y piensa… En el mundo entero existen muchísimas personas que aún cuando dicen lo que piensan no son escuchadas, o peor aún, existen muchísimos que si lo hacen ponen en riesgo sus vidas. Todo esto me motivó a realizar una exposición que alzara la voz sin emitir sonido alguno.

¿Por qué decidió incluir en sus esculturas una ‘caja táctil’ con figuras similares especialmente diseñadas para personas ciegas o con visión reducida?
Siempre he pensado que alguien que pasa la mayor parte de su vida trabajando para la vista, para que a través de ella se pueda provocar una emoción, no puede dejar de lado el hecho de que hay personas que no pueden ver.

En ‘Nuestros silencios’, las diez esculturas monumentales llevan una placa que cubre la boca, las cuales están en la parte más alta de las piezas y le dan sentido al concepto de la muestra. Cuando advertí que esta pieza iba quedar fuera del alcance de las personas ciegas, también comprendí que por esta causa iba a excluir a toda una comunidad de personas y no podía seguir con este proyecto que se llama ‘Nuestros silencios’ callándome esto o fingiendo que no me había dado cuenta. A partir de ese momento me propuse resolver de la mejor manera esta situación y creo que, a través de la ‘caja táctil’, nadie que esté próximo al lugar de la exposición quedará excluido.

¿A qué se debe ese interés por las personas con discapacidad visual?
Tuve una experiencia cuando tenía doce años que hizo que siempre tuviera presente la importancia del ver. Cuando era muy niño vivía en la provincia, donde tenía un gran número de amigos, después nos mudamos al centro del país. Cuando regresé al pueblo, fui a buscar a esos amigos, en especial a una de mis amigas. Fui a su casa y cuando bajó la escalera me di cuenta de que traía un bastón en la mano y que bajaba muy lentamente… En ese momento me di cuenta de que estaba ciega y siempre lo estuvo, aunque de niño yo nunca lo supe. Cuando eres niño tienes las mejores cualidades que puede tener el ser humano.

¿Todas sus obras son accesibles?
Si. Toda mi obra siempre ha tenido altos y bajos relieves, diferentes texturas, materiales que son cálidos y otros que son muy fríos, materiales que son sumamente lisos y pulidos y otros que están llenos de texturas, la mayor parte de los seres humanos los alcanzamos con la vista y podemos sentirlos casi sin tocarlos.
Una vez tuve una discusión con un museógrafo en la ciudad de México, porque puso un cartel en la entrada de la sala de mi exposición que decía: “Prohibido tocar”. Reaccioné inmediatamente y le dije: “No. Debemos cambiar esa tarjeta por otra que diga: ‘En esta muestra se permite tocar’”. La vista es capaz de trasmitirnos casi todo, pero difícilmente lo que logra percibir el tacto.

El artista Rivelino junto a una de las esculturas de su exposición 'Nuestros silencios'A la hora de crear esta exposición, ¿qué ha supuesto para usted como artista el pensar en un público ciego? ¿El proceso de creación ha sido diferente?
Ha supuesto el abrir la puerta a una manera atenta de sentir, a escuchar, a respetar más el derecho de los demás… y para mí ha sido una sorpresa descubrir lo mucho que se emocionan las personas ciegas al saber que esta muestra cuenta con una parte que los incluye. De hecho, estoy considerando la posibilidad de hacer una exhibición dirigida especialmente a este colectivo. Durante la realización de estas esculturas muchas veces me cubría los ojos para saber más acerca de lo que estaba haciendo.

Como creador, ¿qué cree que aporta este nuevo matiz a su obra?
La oportunidad de conocer el mundo de una manera muy distinta, de conocer realmente las dimensiones del espacio en el que vivo todos los días; sin duda es una experiencia que marcó, marca y marcará mi vida como artista y como persona.

En alguna ocasión, ha lamentado que muchos espacios exhiban únicamente lo que funciona a nivel comercial o estético. ¿Es difícil sobrevivir saliéndose del circuito establecido?
No. Creo firmemente que cada quien responde a su ideal del mundo del arte o a las necesidades que pretende cubrir a través de él, ya sean estéticas o económicas. Pero, nunca hay que dejar de lado que cuando un artista empieza a veces tiene que recurrir a lo que sea para obtener recursos que le permitan desarrollar lo que en realidad quiere hacer; el problema es que a muchos se les olvida esto último, es decir, aquello que en esencia el artista quiere alcanzar.

Es tan fácil o tan difícil como lo quieras hacer. En mi caso no lo es, porque no creo en la vida de los artistas sometidos a una sola forma de hacer arte, de exhibirlo o incluso de venderlo siempre de la misma manera o en el mismo lugar. Pienso que si tu vocación es real, ella misma te irá diciendo por dónde debes de ir, de qué forma, en qué tiempo, con quién sí y con quién no.