Las mascotas mejoran la calidad de vida en las residencias de ancianos

Un anciano descansa con su perroNo hay nada mejor que acariciar un perro, alzar un gato, enseñarle a hablar a un lorito o darle de comer a los peces de un acuario. Aunque se trate de actividades sencillas y cotidianas, un anciano que vive en una residencia puede encontrar en ellas el alivio y la compañía que le hacen falta.

En España, son cada vez más las residencias que incorporan a las mascotas para mejorar la calidad de vida de los ancianos y fomentar el envejecimiento activo. Los efectos positivos son notorios en el plano emocional y físico, ya que la persona mayor, al caminar por el jardín con un perro, no sólo se está ejercitando sino también realiza una tarea que lo hace sentir útil y ocupado y que a la larga contribuye con mejorar su autoestima.

En su monografía denominada ‘Terapia ocupacional asistida por mascotas para la población de ancianos’, el investigador Carlos Noguera lo explica:

“Los efectos beneficiosos en la salud que produce la relación del hombre con los animales han sido intuitivamente aceptados desde siempre, pero es a partir de mediados de la década de los 60, cuando empiezan a efectuarse investigaciones en este campo, y del resultado de éstas se desprende el hecho que los animales de compañía proporcionan notable alivio a las dolencias y calamidades, tanto corporales como espirituales de los seres humanos”.

Las mascotas aportan alegría y por consiguiente mitigan la depresión y la ansiedad. Son efectivas para paliar la soledad y, en el caso de las residencias de ancianos, hacen incrementar las visitas de familiares, sobre todo de los nietos.

“En una cultura como la nuestra, que tiende a aislar a los mayores, las mascotas pueden ser el único aspecto constante del entorno. Los ancianos pueden apoyarse en ellos y esto los convierte en parte insustituible de la red de apoyo social. Fieles, cariñosas y leales, las mascotas no se preocupan por el éxito social, profesional o económico del dueño. Por eso cuidarlas, hablarles y tocarlas puede servir para disminuir el estrés, levantar la moral, la autoestima y las habilidades sociales, aliviar la soledad y la depresión y reducir la dependencia a los medicamentos. Además, son un medio de diversión y recreación”, agrega Noguera.

Una de las residencias españolas que aplica esta técnica es ‘El Balconcillo’, ubicada en Guadalajara, donde los ancianos interactúan con animales amaestrados y entrenados.

“En el terreno emocional, son una fuente de alegría y de estímulo de la afectividad ya que proporcionan compañía a los residentes cuando comparten con ellos el momento de la terapia. Estas aplicaciones son especialmente importantes en las personas que presentan problemas de sociabilidad, depresión o ansiedad, porque contribuyen a disminuir la sensación de soledad y a abrirse a los demás”, asegura esta empresa.