La huella de carbono que dejará el Mundial de Fútbol de Sudáfrica alcanzará los 2,8 millones de toneladas de CO2. Una cifra que equivaldría, para hacernos una idea, al consumo de más de mil millones de ‘cheeseburguers’.
Esta comparación viene de las autoridades sudafricanas de Turismo en colaboración con la Embajada de Noruega, que han realizado estudio de lo más completo que desglosa las emisiones de gases de efecto invernadero de cada actividad que se va a producir durante estas semanas en el país africano. Datos centrados, por ejemplo, en el consumo de energía eléctrica de los estadios, el transporte o el alojamiento de los aficionados, los movimientos de los jugadores junto con todo lo que viaja alrededor.
También se ha tenido en cuenta la huella de carbono que supuso la construcción de los estadios y demás sitios, la energía usada en ellos, el alojamiento y los viajes de aficionados y los medios de comunicación.
Las casi tres millones de toneladas de CO2 que se lanzarán a la atmósfera equivalen a 6.000 vuelos de un transbordador espacial, tres años no muy agitados del volcán Etna, o 20 hamburguesas con queso para cada hombre, mujer y niño del Reino Unido.
Lo que no está incluido es la retrasmisión de los partidos, pero es una cifra a tener en cuenta: aproximadamente 93 millones de personas seguirán por televisión el Mundial los 64 partidos, de modo que la huella de carbono de los espectadores supondrá 2,3 toneladas, el equivalente a cuatro meses de gas y electricidad en un hogar de Reino Unido.