Como muchos españoles no conocemos lo que significa el término biodiversidad (según los últimos datos del Eurobarómetro), hemos querido aprender un poco más de este concepto y hacernos eco de los consejos impartidos por la Comisión Europea a través de la web de su campaña sobre biodiversidad.
El ‘bio-consejo’ escogido para esta semana está pensado tanto para aquellos que ya se han ido de vacaciones como para los que esperan por el ansiado asueto estival. Una época en la que muchos dejamos por unos días nuestra residencia habitual, camino de un destino que nos ofrezca descanso, diversión, y claro está, una rica gastronomía.
Mejillones, navajas, nécoras, pulpos y centollos de Galicia, ‘pescaíto’ frito de Cádiz o cochinillo de Segovia… Todos ellos productos locales que despiertan los paladares de lugareños y visitantes deseosos por degustar tales manjares. Algo bueno para la economía local, para el medio ambiente (se reduce la contaminación derivada del transporte de alimentos) y también para la biodiversidad, fomentando la cría o el cultivo de especies autóctonas, según la campaña de la Unión Europea.
Sin embargo, la misma campaña nos pide que estemos alerta sobre el consumo de especies amenazadas. Y por ello, a la vista de que este año el turismo fuera de nuestras fronteras se escapa a los bolsillos de muchos de nosotros, hemos echado un vistazo al Catálogo Español de Especies Amenazadas, publicado en la página web del Ministerio de Medio Ambiente.
Pese a que algunas de ellas ya las conocemos, como, por ejemplo, el lince ibérico o el gato montés, otras no tanto, concretamente aves como la garcilla cangrejera, el urogallo cantábrico o el pinzón azul de Gran Canaria, o peces como el esturión, las lampreas marinas y de arroyo, o la bogardilla.
Por último, aunque las especies no estén amenazadas, concluye la comisión, hay que respetar las tallas para evitar su extinción.