Uno de mis mejores amigos se ha marchado este año a estudiar con una beca Erasmus a Chipre… Sí, lo sé, no es precisamente el lugar al que mucha gente quiera irse a estudiar, pero ha salido así.
El caso es que una de sus principales preocupaciones antes de salir para allá era poder asegurar cuanto antes un lugar donde vivir. Esta suele ser la principal preocupación de los Erasmus al iniciar su aventura estudiantil. Y ya en un ámbito más general, para cualquier tipo de viaje o visita a ciudades extranjeras con un presupuesto ajustado, es complicado gestionar un lugar donde vivir antes de llegar allí.
Hace unos meses yo escribí aquí un artículo sobre el Couchsurfing… una especie de auto-stop pero de camas o sofás. Es imposible tener una experiencia personal con todos y cada uno de los temas sobre los que escribo, y esto del couchsurfing estaba en esta categoría del «mola como suena, pero no sé si realmente funciona».
Bueno, pues ahora puedo decir que realmente sí funciona. ¡Por lo menos en Chipre! (vamos, y si funciona allí, es de suponer que en el resto del mundo también).
Mi colega, llamémosle Fermín (es un poco celoso de su intimidad y yo tiendo a arrebatársela con facilidad), se dió de alta en esta especie de red social de gente dispuesta a prestar el sofá o alguna cama de su casa para que tú pases una noche, unos días, unos meses… en su casa a cambio de conocer gente y poder intercambiar la experiencia más adelante en tu casa. En dos días tenía varias ofertas de acogida en casa de residentes en Nicossia. ¡Toma ya!
En este caso Fermín especificó que como mucho necesitaba cama gratis durante medio mes, mientras buscaba una residencia propia sobre el terreno, y que sólo podía ofrecer conversación en español y alguna visita guiada por Madrid. Pero lo llamativo es que realmente la gente está dispuesta a acogerte en su casa sin mucho más que unas leves referencias en Internet.
En las ciudades más importantes o con más movimiento es relativamente sencillo encontrar residencias y pisos compartidos para que no te salga por un ojo de la cara la experiencia. Pero en otros destinos (como Nicossia… jejeje) esto es algo más complicado. Desde luego es difícil de gestionar desde España antes de llegar allí. Con el couchsurfing esta cuestión es bastante más llevadera.
En fin, lo más curioso de todo es que ayer me encontré en Facebook un mensaje diciendo que Fermín iba a asistir a una fiesta que se han montado los «couchsurferos« de Chipre. O sea, que no sólo es una red virtual, sino que también a partir de ella surgen iniciativas de interrelación real.
En fin, es lo que tiene la innovación social… se desarrollan herramientas a partir de la tecnología, y la gente hace maravillas. ¿Habría Couchsurfing sin Internet? ¿habría fiestas en la playa de este tipo sin redes sociales…? yo creo que no.
Pues nada, Fermín, si lees este post, ¡que disfrutes de la fiesta en Golden Beach!