
Hace unas semanas me propusieron participar en el Madrid World Bike Tour, una marcha ciclista que promueve la integración social, porque invita a participar a ciclistas sin problemas físicos pero también a personas con discapacidad.
Me encanta el deporte aunque no suelo practicarlo y, tras pensármelo, finalmente me animé.
Al principio, pensaba que haría el recorrido de doce kilómetros en mi silla de ruedas, pero pronto descubrí que para las personas con discapacidad física tenían preparadas unas bicicletas de mano especiales o handbikes. Y para las personas ciegas unos tándems. ¡Aquello prometía!
El día de la carrera me levanté a las siete de la mañana con mucha ilusión y nervios, la marcha comenzaba a las nueve. Llegué hasta el madrileño Parque del Retiro (lugar desde el que se tomaba la salida), me encontré con mis compañeros y la gente de la organización me ayudó a montar en la bicicleta. Había muchísima gente en la calle, y me comentaron los miembros de la organización que eramos unas 5.000 personas. ¡Imaginaos la emoción de la carrera!
Quiero destacar el enorme cariño que me demostraron los organizadores y los voluntarios del evento. Siempre atentos ante cualquier incidencia, preocupados por el bienestar de los participantes y muy pendientes de que todo saliera lo mejor posible.
Al sentarme en mi bicicleta todo parecía ir perfecto, pero a causa de mi discapacidad, me costó mucho terminar el recorrido. Me gustaría agradecer el esfuerzo de la organización, pero también debo destacar que es importante que ofrezcan vehículos adecuados a diferentes discapacidades físicas y no sólo para aquellos cuyos únicos problemas de movilidad están en las extremidades inferiores (en mi caso tenía dificultad en el manejo de la dirección de la bicicleta ya que también tengo movilidad reducida en el brazo izquierdo).
Aunque no pude terminar la prueba, la experiencia fue inolvidable. Se respiraba un bonito ambiente de deporte, en una soleada mañana del 10 de octubre. Miles de personas se juntaron para disfrutar de un trayecto que recorría las calles más importantes del centro de Madrid hasta su llegada a la Casa de Campo.
Cerca del mediodía, comenzaron a llegar todos los participantes. Todos ellos ataviados con un casco, una camiseta y su respectivo dorsal. El clima de fiesta en la meta era total y la alegría era un sentimiento común en los corredores. Compartimos vivencias, anécdotas y muchas risas.
Por mi parte, sólo puedo mostrar una gran satisfacción por haber participado. Prometí repetir el año próximo. Aún no se como competiré (si en bicicleta de mano, en silla de ruedas o incluso en tándem), pero lo tengo claro: estaré presente en el Madrid World Bike Tour 2011.