
Intermón Oxfam nos ha pasado el testimonio en primera persona de la modelo Helen Christensen, embajadora mundial de Oxfam que acaba de volver de Nepal donde ha viajado para conocer el impacto del cambio climático en ese país. Os dejo con sus propias palabras:
«Se trataba de mi segundo viaje con la organización Oxfam Internacional como embajadora mundial, y tenía como objetivo constatar los efectos devastadores que tiene el cambio climático para algunas de las personas más pobres del mundo».
«El año pasado viajé a Perú, el país donde nació mi madre, y allí saqué fotos que fueron expuestas en las conversaciones de la ONU sobre el cambio climático en Copenhague, y a las que también asistí».
«Mis fotografías pretendían recordar a las delegaciones gubernamentales que participaban en la conferencia y decidían la suerte del planeta que estaban negociando con las vidas de personas y no sólo con números y estadísticas. Pero, a pesar de las grandes expectativas y esfuerzos por parte de millones de personas a la hora de presionar a los líderes políticos para que dieran un paso decisivo al frente, las conversaciones acabaron de una manera frustrante y de ellas apenas salieron acciones significantes, sin que se llegara a adoptar ninguna decisión de peso de las que tanto se necesitan».
«Mientras tanto el cambio climático continúa arrasando comunidades a lo largo y ancho del mundo, y las previsiones apuntan a un empeoramiento de la situación».
«Para mí, personalmente, sería vital importancia que los responsables en la toma de decisiones reservaran su tiempo para conocer a las mujeres y a sus familias de las comunidades pobres que ya se han visto afectadas por el cambio climático, así como que éstas pudieran hacer llegar sus experiencias y que además se ilustrara su situación a través de fotografías para conseguir una mayor concienciación social sobre lo que está pasando».
«En esta ocasión viajé con Oxfam a Nepal, un país que sufre enormemente los impredecibles cambios climáticos que se suceden. Visitamos una aldea que lucha contra la sequía cuando debería llover, y cuando la lluvia llega se trata de un diluvio que resulta destructivo y acaba con sus cosechas e inunda sus hogares».
«Nosotros, los países ricos tenemos que ayudar a los pobres a la hora de hacerle frente a los efectos del cambio climático. Sinceramente, podríamos aprender mucho sobre lo bien que trabajan juntas las personas de comunidades como Rampurwa para adaptarse y realizar los cambios necesarios para sobrevivir. La comunidad internacional tiene que tomar ejemplo de ellas y trabajar conjuntamente para conseguir avances significativos durante la actual ronda de conversaciones de las Naciones Unidas sobre el cambio climático en Cancún, así como garantizar la provisión económica que necesitan las comunidades pobres como la que yo misma tuve el honor de visitar en Nepal».
«Temo que en la cumbre de Cancún (que acaba hoy, 10 de diciembre), se vuelva a dar la secuencia de ‘Atrapado en el tiempo’, tal y como pasó ya en Copenhague, y si ése es el caso, ¿de qué valen las conversaciones? Me siento frustrada y hastiada por la falta de compromiso y las vacilaciones de los países ricos. Me siento frustrada al constatar, lo que ya es obvio a estas alturas, que el mundo no se puede permitir seguir esperando a que se tomen estas decisiones, y me canso se escribir artículos que repiten estas ideas y de leer sin cesar otros que denuncian la misma situación».
«Por este motivo seguiré hablando con las personas afectadas, sacando fotos de sus aldeas y escribiendo artículos acerca de su situación hasta que los líderes adquieran un compromiso con el que realizar los cambios necesarios para salvar las vidas de estas personas y nuestro planeta».