¿Podemos frenar la pérdida de biodiversidad?

Detalle de fondo marino¿Podemos frenar la pérdida de biodiversidad? La Unión Europa apuesta a que sí y se pone un plazo de diez años. Para ello ha presentado una nueva estrategia con el objetivo de a proteger la biodiversidad de Europa y mejorar su situación en la próxima década.

Y para ponerse manos a la obra nada mejor que seis objetivos que abordan los principales factores de pérdida de biodiversidad y que reducirán las presiones más importantes que soportan la naturaleza y los servicios ecosistémicos en la UE. ¿Y cómo se consigue esto? Pues integrando los objetivos de biodiversidad en políticas sectoriales clave.

Sin embargo, la loable tarea no se circunscribe solo al viejo continente, sino que también atenderá a la pérdida de biodiversidad a escala mundial, garantizando la contribución de la UE a la lucha contra dicha pérdida en todo el mundo. “La estrategia resulta acorde con los compromisos asumidos por la UE en Nagoya (Japón) el pasado año”, comentan desde la UE.

Y en este sentido, Janez Potočnik, comisario europeo de Medio Ambiente, ha manifestado con acierto:

“Somos parte de la biodiversidad, pero de ella depende también nuestro alimento, el agua potable y el aire limpio, así como un clima estable. Estamos gastando demasiado rápidamente nuestro capital natural y todos sabemos lo que sucede cuando nos endeudamos más de lo que podemos permitirnos. Los ciudadanos de la UE reconocen la gravedad de la situación y los fallos habidos hasta ahora al enfocar el problema. Ha llegado el momento de incrementar nuestros esfuerzos muy notablemente. Tengo la seguridad de que este nuevo planteamiento multisectorial nos situará en la buena vía para detener la pérdida de biodiversidad de aquí a 2020”.

Pues a aunar esfuerzos y a conseguirlo. Sin embargo, hay que tener en cuenta, tal y como reza una información de la UE, que en Europa, la biodiversidad parece estar en crisis, ya que las especies se extinguen a una velocidad sin precedentes. Es más, muchos ecosistemas están tan degradados que ya no pueden ofrecer la gran variedad de servicios que nos son necesarios: desde un aire y un agua limpios a la polinización de los cultivos y la protección frente a inundaciones.

¿Y a dónde nos lleva todo esto? Pues esta degradación conlleva tremendas pérdidas sociales y económicas para la UE. Por ejemplo, la  polinización de los insectos, en intenso declive en Europa, tiene un valor económico estimado de 15.000 millones de euros anuales en la UE y, por lo visto, la situación no es menos preocupante a escala mundial.

¿Y los objetivos prioritarios y las correspondientes medidas? ¿En qué consisten? Pues, por un lado, en hacer plenamente efectivas la normativa vigente sobre protección de la naturaleza, así como las redes de reservas naturales, de cara a garantizar importantes mejoras en la situación de conservación de los hábitats y las especies.

Sin embargo, también hay que mejorar y recuperar los ecosistemas y los servicios ecosistémicos siempre que sea posible, en particular aumentando el uso de infraestructuras verdes y velar por la sostenibilidad de la agricultura y la silvicultura.

Además, hay que preservar y proteger las poblaciones de peces de la UE; controlar las especies invasoras, que cada vez más son el origen de la pérdida de biodiversidad de la UE, y aumentar la contribución de la UE a una actuación concertada a escala mundial para prevenir la pérdida de biodiversidad.

¿Y qué conseguiremos con esta estrategia? De momento está de acuerdo con dos importantes compromisos asumidos por los dirigentes de la UE en marzo de 2010. A saber: detener la pérdida de biodiversidad en la UE de aquí a 2020, y proteger, valorar y restaurar la biodiversidad y los servicios ecosistémicos de la UE de aquí a 2050.

Pero además hay que recordar que dicha estrategia está enmarcada por los compromisos mundiales asumidos en Nagoya en octubre de 2010, en el contexto del Convenio sobre la Diversidad Biológica, ocasión en la que los dirigentes mundiales adoptaron un conjunto de medidas para luchar contra la pérdida de biodiversidad en todo el mundo en la próxima década.

Como parte integrante de la ‘Estrategia Europa 2020’, la estrategia sobre biodiversidad contribuirá al logro de los objetivos fijados por la UE para un uso eficiente de los recursos, al garantizar que el capital natural de Europa sea gestionado de forma sostenible, así como a los objetivos de mitigación del cambio climático y adaptación al mismo, al mejorar la capacidad de recuperación de los ecosistemas y los servicios que prestan.

En fin, puede que este post quizás se esté haciendo un poco largo, pero es que hay enjundia en el comunicado de la Unión Europea, que recuerda que este planeta asiste a la disminución de su patrimonio natural -desde las diferentes especies a ecosistemas tales como los bosques, los arrecifes de coral, las aguas dulces y los suelos- a un ritmo alarmante.

¿Y cuánto cuesta la pérdida de biodiversidad? Pues todos los años miles de millones a la economía mundial, debilitando las economías, las perspectivas de futuro de las empresas y las posibilidades de lucha contra la pobreza.

Por lo visto, según las mismas fuentes:

“La pérdida de biodiversidad se debe principalmente a los cambios en el uso del suelo, la contaminación, la sobreexplotación de los recursos, la difusión descontrolada de especies exóticas y el cambio climático. Todos estos factores ejercen una presión que se mantiene constante o va en aumento. Solo el 17 % de los hábitats y las especies analizados están en un estado de conservación favorable, y la mayoría de los ecosistemas ya no pueden prestar los servicios que precisamos – servicios tales como la polinización de los cultivos, un aire y un agua limpios y el control de las inundaciones o de la erosión – con un grado de calidad y en una cantidad que resulten óptimos”.

Y para finalizar un dato alarmante, pero tengamos en cuenta la misión positiva de la estrategia. Por lo visto, las actuales tasas mundiales de extinción de especies son hasta 1.000 veces superiores a las tasas naturales, debido sobre todo a la actividad del hombre. En la UE, cerca del 25 % de sus especies animales (mamíferos, anfibios, reptiles, aves y mariposas) están en peligro de extinción, y el 88 % de las poblaciones de peces están sobreexplotadas o considerablemente mermadas.

Situación lamentable, pero desde aquí mi aplauso a las intenciones de detener la pérdida de la biodiversidad desde las altas esferas.