Consejos para el autocuidado del voluntario

Seguimos con los ‘Cuadernos prácticos sobre la enfermedad de Alzheimer y otras demencias‘ que editan AFAL y Obra Social Caja Madrid, y nos centramos esta semana también en los voluntarios que cuidan a los enfermos y que tratan con las familias de su entorno. Esto es lo que nos cuenta la guía:

«Es importante poner unos límites a nuestra entrega solidaria, ya que una sólida implicación no está reñida con los límites que hay que marcar a la actividad que realicemos. La implicación tiene, en efecto, que existir, pero con unos límites».

Y es que a veces, sin darnos cuenta, todas las ganas y entusiasmo que tenemos para ayudar a los demás pueden llevarnos a considerar como nuestros los problemas de los otros, pero esto puede hacernos experimentar algunos sentimientos negativos.

Para evitarlo, es importante tomar una serie de precauciones antes y después de nuestra labor de apoyo a las familias:

– No exceder el tiempo acordado inicialmente.
– No mezclar lo personal con los problemas de la familia a la que apoyamos.
– No intentar solucionar los problemas de los familiares nosotros mismos.
– Cuando nos marchemos del domicilio de la familia, desconectar en lo posible.
– No postergar nuestros compromisos familiares o personales. Integrar nuestro voluntariado como una actividad más.
– Tener presente que nosotros sólo somos una «pieza del puzzle» para completar la labor de ayuda a las familias.

Si en algún momento de nuestro voluntariado notamos que la situación familiar nos desborda o se experimenta cansancio emocional,
comentarlo con la coordinadora del programa para reorientar la actividad voluntaria.