
La percepción sensorial del cerebro, todo un enigma hasta ahora, es hoy más comprensible gracias a un hallazgo de un equipo de científicos del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) que ha dado un paso más en este campo. El resultado de esta investigación, por lo visto, abre la vía a nuevos tratamientos contra enfermedades como la esquizofrenia.
Resulta que la maquinaria cerebral de la mosca ‘drosophila’ trabaja de forma correcta cuando se produce un equilibrio en los procesos de excitación e inhibición, dos tipos de señales que las neuronas emplean para “conversar”.
Teniendo esta información en cuenta, los científicos modificaron el número de contactos entre neuronas, denominados sinapsis, en el lóbulo olfativo de moscas drosophila. Pero para que se entienda mejor lo que supone el hallazgo de los investigadores, aclarar que “todos los núcleos cerebrales contienen proporciones diversas de estos dos tipos de uniones, excitatorias e inhibitorias, que se activan entre neuronas dependiendo de las sustancias neurotransmisoras que intervienen en cada momento”.
Para comprender mejor la percepción sensorial del cerebro, estos científicos del CSIC han manipulado genéticamente grupos seleccionados de neuronas y comprobado que la pérdida de sinapsis excitatorias convertía en atractiva la percepción de olores que normalmente son interpretados como repelentes. Sin embargo, la pérdida de sinapsis de tipo inhibitorio provocaba la reacción contraria.
Respecto al experimento, cuyas conclusiones han sido publicadas en la revista Journal of Neurosciences, uno de los autores del trabajo, el investigador del CSIC Alberto Ferrús, ha explicado que:
“Lo que hicimos fue manipular el número de sinapsis excitatorias e inhibitorias y, sorprendentemente, comprobamos que la normalidad en cómo se percibe el olor no se basa en el número absoluto de estas conexiones, sino en que exista un equilibrio entre ambos tipos. La reducción simultánea de ambos tipos de sinapsis devuelve la normalidad a la percepción, algo que hasta ahora no se había demostrado”.
Y es que se da el caso de que “muchas de las enfermedades neurodegenerativas, como el Alzheimer o el Parkinson, comienzan con defectos en la percepción olfativa”. Y es precisamente por ello que ha resultado muy útil reproducir estas situaciones en el sistema olfativo de las moscas.
Lo mejor de todo, otra buenísima noticia que parece acelerar la aplicación de este descubrimiento en la consecución de tratamientos para distintas enfermedades como la esquizofrenia, por ejemplo, es que los científicos ya han comenzado a aplicar estos métodos también en mamíferos.
En coordinación con los trabajos en moscas, científicos del Instituto Cajal y del Centro de Investigación Biomédica de La Rioja han demostrado en un estudio paralelo que este tipo de manipulaciones genéticas se pueden reproducir también en ratas.
Así que estamos ante una investigación que, tal y como apunta Ferrús:
“Abre nuevas perspectivas para el diagnóstico y, eventualmente, el diseño de tratamientos específicos para cada tipo de paciente con trastornos de la percepción”.
¡Qué bueno! ¡Hay tantas personas con enfermedades mentales esperando siempre este tipo de avances científicos para su mejor integración social y laboral…! Desde este post nos congratulamos por este hallazgo y esperamos, pronto, más información al respecto que trasladar a nuestros lectores.