Sahel, un alimoche monitorizado, emprende su aventura migratoria hacia África

Foto: El viaje del alimoche
Foto: El viaje del alimoche

El primer día del mes de septiembre, Sahel, un alimoche (ave rapaz en peligro de extinción) que lleva un transistor satélite, emprendió su aventura migratoria hacia África, para pasar el invierno en ese continente . La aventura de este ave puede seguirse en directo desde la web  www.elviajedelalimoche.com, una iniciativa del Ministerio de Medio Ambiente y Medio Rural y Marino, la Fundación Biodiversidad y WWF España.

Sahel ha partido de las Hoces del Riaza, en Segovia, donde ha vivido junto a sus compañeras Vega, Trigo y Duna, también monitorizadas, y tiene por delante 3.000 kilómetros hasta llegar a su destino en África, en donde pasará el invierno, en una región del Sahel, una franja de sabana que separa el árido desierto del norte de África con las selvas tropicales del centro del continente.

Recorrido de Sahel

El alimoche o buitre egipcio mide unos 85 centímetros de la punta del pico a la cola, y su peso supera los dos kilos cuando alcanzan la madurez, algo que todavía no le ha pasado a Sahel, que emprende su primer viaje a África.

Sahel tendrá que esquivar a los aerogeneradores, los tendidos eléctricos, la escasez de comida y, sobre todo, a los cebos envenenados, una de las peores amenazas a las que se tienen que enfrentar las rapaces.

En España quedan unas 1.400 parejas de alimoches surcando los cielos, que emprenderán dentro de poco su viaje al continente africano para pasar el invierno. Además, el 80% de la población europea de alimoches elige España como escala internacional antes de llegar a África.

Esta especie no pasa por sus mejores momentos y se constata una caída drástica de sus poblaciones, según WWF, en países como Croacia, Serbia, Grecia, Italia, Turquía o Sudán debido al uso del veneno y a la alteración de sus hábitats.

Luis Suárez, responsable del Programa de Especies de WWF, insiste en que:

«Las administraciones públicas deben comprender que se trata del momento crítico de actuación para la conservación de esta especie. Retrasar más la adopción de medidas supondría tener que invertir muchos más esfuerzos en el futuro, con el riesgo de llegar a una situación irreversible».