
A sus 21 años, el joven de Esparraguera (Barcelona) Albert Casals ya ha recorrido más de 50 países y, de momento, no tiene ninguna intención de parar. Así, demuestra que la silla de ruedas no es para nada un obstáculo en su vida.
El chico alocado de pelo azul, así es como él se define, nos ha contado muchas de las aventuras que recoge en su segundo libro, bajo el título: “Sin Fronteras” (Ediciones Martínez Roca).
¿Cómo surge la idea emprender un viaje en silla de ruedas, con tan sólo 20 euros y unos trucos de magia?
No es que, de entrada, pensara viajar con 20 euros. La idea de querer viajar me venía desde pequeñito. Cuando tenía 14 años hice un viaje con mi padre para aprender lo básico y un año después me marché yo solo, pero se me presentó un problema, se me había acabado el dinero pero no las ganas de viajar.
Y seguí viajando. Aprendí a dormir en los parques, en las playas… Pero me seguía fallando el transporte. Entonces decidí hacer autostop y se solucionó todo, porque después de pasar tres horas con alguien en un coche te preguntan ¿Dónde vas? ¿Qué estás haciendo? ¿Dónde vas a dormir? Y al contarle que vas a dormir en un parque y que vas sin dinero, sin ni siquiera pedirlo, te abren las puertas de su casa.
¿No te paraste a pensar que harías cuando estuvieras a miles de kilómetros de tu casa y no tuvieras un techo y comida para poder vivir?
Nada. Para viajar está el autostop y para dormir, los parques, las calles… En cuanto a la comida, muchas veces la gente te invita, incluso te da dinero, pero sin pedirlo, por supuesto. Entonces, ¿dónde está el problema?
TODO UN EJEMPLO DE SUPERACIÓN
¿A ti no te paran ni los camiones sin frenos, ni el desierto de Atacama, ni la Armada Chilena?
No. Sería irracional tener miedo de estar solo en Tailandia porque ¿qué va a pasar Tailandia que sea tan terrible? Para sobrevivir te seguirá haciendo falta los mismo allí que aquí.
¿Pero tú tienes miedo a algo?
Miedo irracional no. Si hay un león delante de mí, me subo a un árbol para que no me coma porque no me quiero morir. Morirse es aburrido, vivir es genial. Otra cosa es el miedo de decir ¿Y si aparece un león? Eso es una tontería, porque no sabes si va a pasar.
¿De dónde sacas las fuerzas para llevar a cabo tantos proyectos?
Más que fuerzas es ilusión y ganas. Para alguien que no quisiera hacer eso, haría falta esfuerzo. Pero para viajar, que es lo que me gusta, lo que me hace feliz, no me hace falta nada. Lo que importa en la vida es hacer lo que te haga feliz. Si eres feliz viajando, tienes que viajar.
¿Crees que cualquier persona que tenga una discapacidad puede hacer una vida normal?
Hay discapacidades y discapacidades. Si vas con silla eléctrica tienes más inconvenientes, pero con silla manual yo puedo hasta subir y bajar escaleras. Voy por la selva, por el desierto, por todo tipo de terrenos. No es problema de movilidad.
NO EXISTEN LIMITACIONES SI SE TRATA DE ELEGIR
¿Las barreras las impone la sociedad o se las pone uno mismo?
Todas las personas del mundo tienen limitaciones en cuanto a lo que pueden hacer. Pero no tienen limitaciones en cuanto a lo que pueden elegir. Yo me considero libre siempre que pueda elegir y la silla de ruedas no me lo impide.
Albert, esta entrevista la van a leer muchas personas que tienen una discapacidad y algunas, quizá, no sean tan positivas. ¿Cómo les animarías para que dejen a un lado esas barreras?
Es muy simple. La gente no se deprime por llevar gafas, ¿por qué deprimirse por llevar silla? Si te quedas en silla de ruedas cuando tienes 30 años, estás muy acostumbrado a hacer las cosas de una manera, ese cambio si que es más traumático. Pero en el fondo todo es igual, solo que en lugar de caminar, vas rodando.
Has viajado por más de 50 países y el resultado que plasmas en tu libro es un mundo perfecto. ¿Pero es todo tan bonito en la realidad o crees que existen problemas más graves que necesitan respuestas serias?
El ser humano es tan bonito como lo pinto en el libro. Las personas tienen empatía y eso significa que quieren que seas feliz. Simplemente, hay veces que prefieren la felicidad propia antes que la tuya. En cuanto a la organización del mundo, es obvio que hay fallos, pero también nosotros tenemos muchas veces una visión demasiado pesimista.
¿Cómo se percibe la discapacidad en otros países?
Depende. Muchas veces es algo incluso más sorprendente que aquí. Porque hay países en los que las personas que van en silla de ruedas no hacen nada. Entonces todavía es más curioso que alguien vaya por ahí, viaje… Pero tampoco es tan diferente.
¿Y para cuando la próxima aventura del chico alocado de pelo azul?
Tengo ganas de ir a la costa este de África y por Centroamérica, pero de momento no hay una fecha concreta.