
De sobra sabemos que el ejercicio físico aporta numerosos beneficios a nuestro organismo. En 2012, cuando conmemoramos el Año Europeo del Envejecimiento Activo y la Solidaridad Intergeneracional, las autoridades comunitarias están poniendo en marcha políticas encaminadas al fomento de la actividad física de cara a favorecer una mejora de la calidad, y cantidad, de vida para las personas de edad avanzada. No se trata solo de dar más años a la vida, sino de dar más vida a los años.
En esta línea de trabajo, un grupo de investigadores de la Facultad de Medicina de la Universidad de Kioto, en Japón, ha publicado recientemente un estudio en el que demuestran los beneficios que tiene el ejercicio físico para combatir la Enfermedad de Alzheimer.
Para la investigación, dirigida por Ayae Kinoshita, los científicos compararon en tres grupos de modelos de ratones con Enfermedad de Alzheimer los efectos de una dieta controlada, del ejercicio voluntario y de una dieta controlada más ejercicio.
Los resultados de este trabajo demuestran que la actividad física es más beneficiosa que la dieta de cara a reducir la formación de la proteína beta-amiloide en el cerebro y también en la restauración de la pérdida de memoria inducida por una dieta alta en grasas animales.
Además, estos investigadores descubrieron que el efecto de la dieta más el ejercicio no era mucho más significativo que el de la práctica deportiva por sí sola.