
La región de Garissa, al noroeste de Kenia, tiene la tasa de mortalidad más alta del país: más del doble de la media nacional de 488 muertes por cada 100.000 nacidos. Para luchar contra esta situación, Unicef ha puesto en marcha un recurso que permite a las mujeres con embarazos de alto riesgo recibir atención constante y disponer de un rápido acceso al hospital.
Hablamos de los hogares maternos, que permiten salvar las vidas de madres y de recién nacidos, ya que fomentan que las mujeres den a luz en centros de salud, lo que supone una importante paso a favor de la reducción de la mortalidad materno-infantil.
Eso lo sabe muy bien Shagaa Issack, que ha sido mamá en el Hospital Provincial General de Garissa, gracias a los cuidados que recibió en el hogar materno, ubicado a tan solo unos metros del centro hospitalario. Esta mujer sufrió problemas en el parto y tuvo que recibir una transfusión de sangre para ser estabilizada, tras el nacimiento de su bebé mediante cesárea. Afortunadamente, dos días después, esta madre podía abrazar a su hija.
Shagaa Issack había permanecido el último mes de gestación en el hogar materno acompañada por su marido, quien explica que:
Los dos partos anteriores habían sido complicados. Estuvo a punto de morir a causa de una hemorragia. Si mi esposa no hubiera venido al hogar para dar a luz en el hospital, podría haber muerto
En los últimos años en Kenia se ha reducido la mortalidad infantil. Según la Encuesta Demográfica y de Salud de Kenia (2008-2009), la tasa de mortalidad en menores de cinco años se redujo de 115 muertes por cada 1.000 nacidos vivos en 2003 a 74 en 2008-2009.
Aquí tenéis el video que con la historia de Shagaa Issack y de otras mujeres que han acudido a este hogar materno.