
La neumonía y la diarrea son a día de hoy dos de las principales causas que provocan la muerte de niños y niñas menores de cinco años en todo el mundo anualmente. Razón más que suficiente para tratar de paliar esta realidad tan espeluznante, que roba la ilusión y sonrisa a millones de familias.
Por ello, Unicef y la Organización Mundial de la Salud (OMS) han presentado recientemente un nuevo Plan de Acción Mundial para proteger a unos dos millones de pequeños expuestos al riesgo de perder sus vidas por dichas enfermedades.
Mediante esta iniciativa, se pretende lograr una mayor integración de las actividades tanto de prevención como de tratamiento de la neumonía y la diarrea, fijando además unos objetivos que buscan la reducción de las preocupantes tasas de mortalidad y el aumento del número de niños que pueda acceder a los cuidados y medicaciones que les salven la vida.
La aparición de ambos problemas surge debido a varios factores, por lo que un único modo de intervención no es suficiente para acabar con ellos. Sin embargo, como apuntan ambas organizaciones, existen determinadas acciones que ayudan a prevenir su aparición, como una buena alimentación y un día a día en un ambiente limpio e higiénico.
Esto puede observarse en países desarrollados, donde no existen tantos casos de neumonía y diarrea en niños y, en caso de que haya, contamos con los medios para que, por lo general, no suponga un riesgo para la vida de los menores. Por ejemplo, en España, existen una serie de vacunas que protegen a los pequeños de posibles enfermedades. De hecho, según un vídeo realizado por UNICEF, que podéis ver al final del post, uno de cada cuatro niños en el mundo no está vacunado y, por tanto, «corre peligro».
Se trata de una cuestión de equidad. Los niños pobres de los países de bajos ingresos corren un mayor riesgo de muerte por neumonía o por diarrea, pero es mucho menos probable que reciban las intervenciones que necesitan
Así lo aseguraba el doctor Mickey Chopra, jefe de los programas de salud de UNICEF recientemente. Por esta razón, añadía que si en los 75 países con las tasas más altas de mortalidad se aplica a toda la población la misma cobertura de intervenciones esenciales que disfruta el 20% de los hogares más ricos, podemos evitar la muerte de dos millones de niños, incluso tan pronto como en 2015, la fecha límite para alcanzar los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM).
Por ello, el nuevo Plan de Acción de OMS/Unicef agrupa una serie de objetivos esenciales para el año 2025: en primer lugar, una reducción del 75% en la incidencia de la neumonía y la diarrea graves en relación a los niveles de 2010 y, en segundo lugar, la eliminación casi total de las muertes debidas a ambas enfermedades en el mismo grupo de edad.
Asimismo, otro propósito importante es la disminución del 40% en el total de niños en todo el mundo con retraso en su crecimiento, entre otros.
Sin duda, este nuevo plan recoge unas exigencias mucho más elevadas que las que existen actualmente, por lo que las organizaciones pretenden llegar a todos los gobiernos, poderes y ciudadanía para llegar a cumplirlo y convertirlo en una realidad.
Niños y niñas de distintos rincones del mundo que no tienen la oportunidad de salir adelante y que no disponen de los medios para hacer frente a enfermedades como éstas. Familias rotas que pierden la esperanza y viven con miedo. Quizás una persona no pueda remediar este problema, pero, entre todos, aportando nuestro granito de arena y empatizando, sacando a flote nuestro lado más humano y solidario, podemos salvar millones de vidas.