Cuando descubrimos Duolingo, además de una plataforma gratuita para aprender inglés, descubrimos que la figura de su creador, el guatemalteco Luis von Ahn, era la de una persona sumamente interesante, lo que podríamos denominar como un genio de la innovación.
Y como lo prometido es deuda, cuando os hablamos de Duolingo prometimos hacerlo también de los dos proyectos que Luis había llevado a cabo antes. El primero fue el CAPTCHA, algo que sin duda muchos habéis usado aunque ahora mismo no sepáis de que estamos hablando: se trata del sistema que para poder finalizar un registro, hacer una descarga, dejar un comentario en un blog, o prácticamente cualquier acción en Internet, te pide que introduzcas una serie de dígitos o letras que vemos distorsionados; la finalidad es asegurarse de que quien está delante del ordenador es una persona, y que nadie pueda crear un programa que ejecute cualquiera de las acciones mencionadas, miles de veces, de forma automática.
Como explica él mismo, de forma muy amena además, en el evento TED de Río de la Plata, lo siguiente que se le ocurrió a Luis von Ahn fue que, en cierto modo, la acción de rellenar un captcha, le hacía perder un tiempo precioso a muchos usuarios a lo largo y ancho de todo el mundo. Hablamos de unos segundos, pero de millones de internautas tecleando dígitos y letras cada día. Ahí tuvo la idea de la que surgió el siguiente proyecto, reCAPTCHA: ahora iban a ser dos los términos introducidos. Uno de ellos el captcha real, y el segundo de ellos una palabra de un libro que se deseaba digitalizar. Esa segunda palabra le aparecería a diversas personas de todo el mundo, para que el sistema estuviera seguro de que «todos veían la misma palabra». Ahora, esa acción que hacían cada día millones de personas, cumplía dos utilidades: asegurarse de que el usuario es una persona, y aprovechar su tiempo y esfuerzo, para digitalizar libros.
La historia acaba con éxito, ya que Google adquirió reCAPTCHA, precisamente para digitalizar libros, aunque también está dando más utilidades a la idea, como por ejemplo, identificar números que aparecen en fotografías. Gracias al dinero recibido von Ahn cumplió uno de sus sueños: con una filosofía similar, aprovechar pequeños esfuerzos para conseguir un objetivo, creó Duolingo, pero eso ya os lo hemos contado.