
Esta es la historia de tres jóvenes emprendedores que se conocieron trabajando en un ‘minijob’. Pablo, Borja y Jose quienes, con la educación como base profesional y el patinaje como hobby, comenzaron a dar clases deportivas como actividad corporativa hasta convertirlas en el eje principal de Sobre Rodas, su nueva empresa.
Cansados de no poder dedicarse a su profesión, de esperar por unas oposiciones que no llegaban, se dieron de alta como autónomos con un único objetivo: emprender una nueva aventura profesional. Así, con unos pequeños ahorros alquilaron un pabellón y comenzaron a enseñar a andar sobre ruedas, tanto a niños como a mayores.
Al principio teníamos seis alumnos. Nos desanimamos pero seguimos adelante. Al cabo de dos meses ya no sabíamos dónde meter a la gente, teníamos a más de 80 personas inscritas
Pablo, maestro de educación infantil y uno de los coordinadores de Sobre Rodas, nos cuenta que “desarrollamos un método y una forma de dar clase para que el patinaje se conociese de una forma fácil y divertida y lo fuimos presentando por los colegios e institutos, sin cerrarnos a nada”.
De esta forma, poco a poco fueron moviéndose por los ayuntamientos, presentándose voluntarios a actividades deportivas “desarrollamos nuestro trabajo a través de talleres en la calle y de actividades para que la gente y las administraciones públicas nos conociesen”, indican.
Este joven profesor afirma, además, que no han recibido ayuda en sus primeros pasos ni ningún tipo de financiación aunque sí siente que siempre, de una u otra forma, les han apoyado. «Siempre nos han animado a hacer más, realmente me he dado cuenta de que la sociedad necesita gente joven con ganas de emprender. Somos la generación mejor formada y aún así tenemos los niveles de autoempleo más bajos de Europa. Tenemos que hacer algo»
“Os animamos a que si tenéis una idea, por muy absurda que os parezca os lancéis. Ahora mismo es necesario emprender.”

Pablo entre sonrisas recuerda como fue el principio de Sobre Rodas “cuando empezamos escuchamos de todo: no perdáis el tiempo, buscad otros trabajos, las cosas no están para emprender un negocio , eso no os va a llevar a nada…” Y ahora han formado una empresa que da trabajo a siete personas más.
En un año han aprendido a asumir responsabilidades, a resolver conflictos organizativos y a aprender a trabajar juntos porque no todo ha sido fácil en la tarea de emprender. Aun así, Pablo lo tiene claro:
«Todas las ideas que tengas, si son factibles, hazlas. Hemos retrasado nuestra expasión y crecimiento por hablar y no hacer»
Sin duda, son un retrato de esperanza e ilusión para todos aquellos que se encuentran en situaciones similares. A todos vosotros que os podáis sentir identificados, que tengáis una meta, una idea, un objetivo desde aquí os lanzamos un grito de apoyo y confianza. Porque todo es posible cuando detrás hay un respaldo de duro trabajo y perseverancia. Ahora, solo tienes que intentarlo.