Héroes de la educación: Un Premio Extraordinario de Bachillerato salido del Padre Piquer

Francisco Rodríguez Cuadrado en la entrada del Padre Piquer
Foto: Chiara Cabrera

“Empezar a cambiar el mundo ofreciendo una oportunidad educativa para todos”. Esta es la filosofía del Centro de Formación Padre Piquer de la Fundación Especial Caja Madrid. Un centro que, con la solidaridad como bandera, se ha convertido en un modelo de integración y de innovación educativa en nuestro país.

Ubicado en el madrileño barrio de La Ventilla, en el Padre Piquer son conscientes de que la nuestra es una sociedad cada vez más plural, más heterogénea,y de la necesidad de que esa diversidad se refleje también en las aulas y en la formación.

No en vano, cuentan con alumnos de 27 nacionalidades distintas y un 35,8% de sus estudiantes son inmigrantes, lo que convierte al centro en un crisol de culturas y en un reto para sus profesores, puesto que muchos de los estudiantes llevan poco tiempo en España y aún no conocen el idioma y la idiosincrasia del país. Para ellos han creado las ‘aulas de enlace’, en las que cada alumno recibe una atención individualizada según su nivel y necesidades.

Esto, lejos de suponer un problema, es una ventaja porque produce un enriquecimiento para alumnos y profesores, como explica la coordinadora de Bachillerato del Padre Piquer, Marta Gómez Recasens:

Nos gustan los diferentes, porque con la diferencia se enriquecen, aprenden, y también nos enseñan a nosotros. Eso es maravilloso, es un regalo y a la vez es un reto

De hecho, la propia Marta nos cuenta que “para los profesores es un privilegio el poder estar en contacto con la vida real e intentar dar una respuesta a las necesidades de cada uno teniendo en cuenta dónde están”.

En este sentido afirma que:

Eso es algo que nos sale natural, de dentro, porque nosotros hemos adquirido un compromiso educativo con cada chaval y así tratamos de hacerlo

Pero además de ser una referencia en el modelo de integración, el Centro Padre Piquer se caracteriza por ser pionero en sus métodos de enseñanza, porque tratan de ofrecer en sus ‘aulas cooperativas’ un entorno de aprendizaje diferente, un entorno multitarea donde además de Matemáticas, Lengua o Historia, los alumnos aprenden a trabajar en equipo y a desarrollar conceptos como la solidaridad y el respeto a los demás.

Esta filosofía la ha vivido desde su llegada al Padre Piquer nuestro protagonista de hoy. Se llama Francisco José Rodríguez Cuadrado y llegó al centro cuando iba a empezar la Secundaria. Hoy, varios años después, no solo se ha formado en valores y respeto, sino que representa la excelencia académica: acaba de recibir el Premio Extraordinario de Bachillerato de la Comunidad de Madrid.

Francisco, a quien sus amigos y profesores llaman cariñosamente Fran, es un chico formal, aplicado y extremadamente educado, de quien todos destacan sus enormes ganas de aprender y la pasión que pone en todo lo que emprende.

Ha llegado a la entrevista con cierto sofoco y disculpándose porque el autobús en el que viajaba “le ha jugado una mala pasada”. Cuando se relaja, se refleja en su cara una sonrisa franca, que no desaparece en todo el tiempo que dura esta charla.

Junto a él se encuentra Marta Gómez Recasens, la coordinadora de Bachillerato y quien ha sido la tutora de Fran en este último curso. Durante la entrevista, no deja de mirar al que ha sido su alumno más brillante con una mezcla de ternura, candidez y complicidad que deja patente que en el Padre Piquer, la relación profesor-alumno no se queda solamente en el vínculo académico, sino que va mucho más allá, es mucho más especial.

 

Premio Extraordinario

Francisco nos cuenta que lo primero que sintió al enterarse de que era Premio Extraordinario de Bachillerato de la Comunidad de Madrid fue “mucho orgullo, pero también incredulidad”. Confiesa que se presentó sin demasiadas expectativas de conseguir su objetivo, pero que al final todo salió mejor de lo esperado, por lo que está muy contento.

Pero nuestro protagonista hace hincapié, además de en el agradecimiento a sus padres, en la gran labor del Centro Padre Piquer, que le ha formado como estudiante y como persona:

Este premio supone un reconocimiento a mi trayectoria académica pero sobre todo al colegio, ya que demuestra que la calidad de su enseñanza es muy alta

Este Premio Extraordinario de Bachillerato es una distinción que reconoce el esfuerzo de alumnos con un rendimiento académico excelente que superan una prueba posterior.  Fran la encaró con ilusión y agradece al Centro Padre Piquer toda la información que le han dado, tanto para estos exámenes como para los de la Prueba de Acceso a la Universidad. “Desde el principio te dan mucha información y eso te permite tener cierta previsión a la hora de estudiar, lo que te ayuda a organizar el tiempo de forma más óptima y así conseguir mejores resultados”, apunta.

Cuando le preguntamos por la parte de ‘culpa’ que tiene el centro en su gran rendimiento académico responde,riendo pero a la vez de forma rotunda, que “toda” e incide en que siempre han estado muy pendientes de él y que fueron sus propios profesores quienes le animaron a presentarse a hacer la prueba.

Además, le pedimos un consejo a la hora de estudiar y destaca la importancia capital de atender en clase. “Llevas la mitad del trabajo hecho”, subraya. También es muy importante la memoria visual. Lo que ves en la pizarra se te suele quedar en la cabeza, por eso es un sinsentido llegar y ponerse a copiar a lo loco, sin entender nada:

Aprovecha que tienes un profesor dándote clase. Pregunta lo que no entiendas y pídele que te lo explique. Siempre será mucho más útil que un libro o unos apuntes

 

El Padre Piquer, un segundo hogar

Para Fran, este colegio ha sido “como una segunda casa” y afirma que gracias a él “ha aprendido a ver la vida. A ver que hay gente muy distinta a él y con diferentes circunstancias con la que puede congeniar, compartir momentos”.

Esta diversidad cultural es un enriquecimiento fantástico, y así lo manifiesta el propio Fran:

Te ayuda a eliminar prejuicios y te da habilidades para la vida. Si todos fuésemos iguales o pensásemos de la misma manera, todo sería mucho más aburrido

Además, el joven estudiante nos cuenta que en el Centro de Formación Padre Piquer le han inculcado valores que le parecen fundamentales para una buena formación y también que en el Padre Piquer son conscientes de que la parte académica, aun siendo importante, no lo es todo, sino parte de un conjunto. “Por eso fomentan un buen ambiente, una cercanía, unas relaciones personales que hacen que todo sea más acogedor, más fácil”.

En este sentido, Marta Gómez subraya la gran labor del departamento de orientación y destaca el gran trabajo en equipo, que es lo que permite que se ofrezca una atención individualizada a aquellos alumnos que, por sus características especiales, la necesiten. Asimismo, cree que es fundamental para los propios profesores el seguir formándose no solo a nivel académico sino a nivel personal para poder ayudar a cada alumno tal y como es.

 

Francisco Rodríguez Cuadrado en el patio del Padre Piquer
Foto: Chiara Cabrera

La Universidad, nueva etapa

Desde este mes de septiembre Francisco José ha comenzado una nueva etapa de su vida académica y personal. Después de muchas dudas, muchas vueltas a la cabeza y la posibilidad de hacer un doble grado en Derecho y Ciencias Políticas, se ha matriculado de Medicina en la Universidad Complutense de Madrid (UCM), una carrera vocacional, en la que prima el hecho de poder ayudar a los demás, algo muy acorde con la formación que ha recibido:

Siempre he pensado que lo que quiero hacer es una cosa que sea cada día diferente

Según nos explica, en el Padre Piquer le han enseñado lo importante que es tener una visión amplia de todo, para luego poder desarrollar tus aptitudes en lo que te interese más, en lo que te guste más. Tener un espectro amplio para luego progresar.

Nos confiesa, además, que a pesar de estar muy contento en la universidad, echa de menos esos pasillos, esos amigos y esa familiaridad que había en el colegio.

Y es que tras pasar por sus aulas, despedirse del Centro Padre Piquer es complicado, por la estrecha relación entre profesores y alumnos. De hecho, cuando le pedimos a Fran que nos defina a Marta, su tutora, las primeras palabras que pronuncia son dulzura y cariño. También destaca que ha sabido tratar a sus alumnos con la madurez que se le exige a alguien que cursa Bachillerato, pero sobre todo quiere subrayar que ha sido un soporte fundamental para todos:

Marta es un apoyo constante tanto en lo personal como en las clases. Eso genera un ambiente fantástico y además repercute positivamente en todo

Por su parte, Marta Gómez está convencida de que Fran tendrá éxito en sus estudios universitarios y supo que estaba ante alguien especial desde la primera vez que le vio, sobre todo porque “es un chico al que todo le interesa, un chaval con muchas inquietudes”, algo difícil de encontrar en los jóvenes de su edad hoy en día.

Pero lo que más destaca la profesora de su alumno no es su brillante rendimiento académico, sino su generosidad:

Fran es maravilloso, pero no solo en los estudios, también, y esto es lo más importante, en lo humano. Es alguien que siempre está dispuesto a ayudar. Alguien que enfoca su esfuerzo hacia los demás

Él es un joven brillante y gracias a la educación que ha recibido, consciente de los problemas de la sociedad en la que vive, por eso les aconseja a los jóvenes que aún están estudiando que se sigan formando, porque en la actualidad hay un abanico de posibilidades enorme:

Antes las opciones eran más reducidas, pero ahora puedes hacer un grado medio, un grado superior, Programas de Cualificación Profesional Inicial (PCPI) y en muchas ocasiones esos estudios acaban descubriéndote lo que realmente te gusta. El mundo está lleno de  posibilidades y hay que aprovecharlas

Buscar siempre la excelencia académica, pero anteponer siempre la excelencia humana, la formación en valores y la solidaridad. Esta es la forma de proceder en el Centro de Formación Padre Piquer de la Fundación Especial Caja Madrid y Francisco José Rodríguez Cuadrado es quizá el mejor ejemplo de que la fórmula es todo un acierto.