La detección temprana del Alzheimer permite ralentizar sus efectos negativos y por ello es uno de los principales campos en los que se ha centrado la investigación en torno a las enfermedades neurodegenerativas en los últimos años. Esta detección precoz se basa principalmente en la observación de los síntomas característicos del Alzheimer como pérdida de memoria, confusión, trastornos motores, etc. Un sistema de detección que podría verse relegado a un segundo plano si se confirma la efectividad de un reciente test desarrollado por un grupo de investigadores de la Universidad de Ohio que permite descubrir si el sistema cognitivo está fallando.
Se trata del test de SAGE (Self-Administered Gerocognitive Examination, es decir, “examen gerocognivito auto-administrado”), cuyo objetivo es la rápida identificación del deterioro cognitivo mediante el sometimiento de los pacientes a diversas pruebas a lo largo del tiempo, de manera que si las respuestas sugieren la pérdida de memoria, se recomiende acudir al médico especialista cuanto antes.
Este test consiste en una serie de preguntas sobre temas de diferente dificultad que activan distintos mecanismos cerebrales como el lenguaje, el razonamiento, la memoria, la habilidad espacial, la orientación mental y la resolución de problemas. Además, como algunas preguntas tienen una respuesta abierta, el test incluye un formulario para cumplimentar los antecedentes familiares y los posibles problemas de salud que puedan influir en los resultados.
Pese a que ya existían otros cuestionarios destinados a averiguar el estado mental del paciente, los investigadores de la universidad de Ohio creadores de este test opinan que no lo reflejaban con tanta fidelidad como el test de SAGE que proporciona un nivel de acierto de cuatro de cada cinco casos y por ello lo califican como “una herramienta fiable para evaluar las habilidades cognitivas”.
Para comprobar su efectividad se realizó un estudio en el que personas de más de 50 años fueron sometidas al cuestionario. Los resultados del estudio pusieron de manifiesto que más del 28% de ellos presentaba algún tipo de problema cognitivo. Estos resultados fueron corroborados por una serie de pruebas que permitieron a los investigadores afirmar que de las preguntas del test de SAGE pueden desprenderse resultados similares a los obtenidos mediante análisis clínico.
Una versión previa del test de SAGE que comenzó a realizarse en 2007, está disponible en la página web de la Universidad de Ohio, desde donde puede descargarse en inglés, español e italiano. A pesar de la disponibilidad de este test, no existe ninguna guía para resolver las cuestiones, por lo cual deben ser interpretadas por un facultativo.