Ya hemos contado en anteriores post que el consumo de tabaco es un factor de riesgo para el Alzheimer y agrava las patologías asociadas a la enfermedad pero además ahora la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha publicado una serie de documentos en los que trata de resumir los riesgos que el tabaco entraña para la salud.
Con estos documentos la OMS pretende recopilar toda la serie de evidencias científicas que existen sobre este hábito y en el primero de ellos se destaca que el tabaco puede estar detrás del 14% de casos de Alzheimer que se diagnostican en el mundo.
Esto se debe a que al fumar se aumentan los niveles de homocisteína plasmática, un factor de riesgo que también estaría relacionado con varios tipos de demencia. Asimismo, el tabaco activa el endurecimiento de los vasos sanguíneos del corazón, lo que, además de provocar enfermedades cardiovasculares, aumenta el estrés oxidativo que conduce a la muerte neuronal. Esto se asocia también a una mayor inflamación cerebral y a una menor respuesta, como ocurre en los pacientes con Alzheimer.
Pero la relación entre tabaco y Alzheimer no se reduce solamente a los fumadores, puesto que los llamados ‘fumadores pasivos’, ya que la OMS indica que la exposición al humo puede aumentar hasta en un 78% el riesgo de demencia, especialmente cuando dicha exposición se produce en lugares cerrados.
De la misma manera, también es perjudicial el tabaco masticable o el snus sueco, porque se trata de un compuesto que contiene más de 2.000 sustancias químicas, e incluso en algunos casos incluye la nicotina.
Para la OMS es esencial identificar los factores de riesgo modificables para la reducción de la aparición de la enfermedad, retrasar su aparición o reducir su carga.