
¿Podría la música cambiar la vida de un niño y rescatarlo de la marginalidad, delincuencia y pobreza? En el post de hoy nos hacemos eco de un reportaje de la revista Perfiles que recoge una original iniciativa de la Fundación Acción Social por la Música.
Esta propuesta trata de rescatar a menores en riesgo de exclusión social mediante la creación de coros y orquestas en centros escolares.
El nacimiento de la Fundación tiene su origen en Venezuela, donde el músico José Antonio Abreu fundó en 1975 el Sistema de Orquestas y Coros Infantiles y Juveniles para mejorar la vida de niños que convivían en un entorno de pobreza, delincuencia y marginalidad.
Mientras tanto, a casi 7.000 kilómetros de distancia, María Guerrero ejercía como abogaba en un prestigioso bufete de abogados en Madrid. Pero María sentía que algo no terminaba de encajar en su vida, necesitaba algo que le llenase más, y ese algo llegó el día que conoció la labor de José Antonio Abreu.
Así que viajó a Venezuela y conoció al músico, quien le transmitió su deseo de trasladar este movimiento a España. Dos años después, María Guerrero se convertía en la presidenta de la Fundación Acción Social por la Música. Hoy día nuestro país cuenta con dos orquestas de dos colegios de Madrid: el Fernando el Católico y el Pío XII. Ambas escuelas cuentan con más de 100 niños en riesgo de exclusión social inscritos.
La labor social de Juan Antonio Abreu, con la que comenzó con tan solo 11 alumnos, cuenta ya con más de medio millón de pupilos en Venezuela y su método se ha extendido a 25 países.
El aprendizaje musical que desarrolla la organización se basa en clases colectivas y particulares para cada uno de los alumnos. La premisa máxima es la de enseñar no solo a los más capaces, sino a todos, ya que como la propia María Guerrero declara:
Estamos convencidos de que todos los niños pueden aprender música, igual que todos aprenden a hablar. Esto es lo mismo que el idioma, a algunos les costará más y a otros menos, pero todos son capaces
Todo esto tiene como consecuencia una mejora del rendimiento y comportamiento de los niños que forman parte de la orquesta, ya que están mucho más motivados y se consideran una parte importante del colegio.