Una vida saludable retrasaría la demencia en personas con riesgo de Alzheimer

Tres hombres corriendo.

Un estudio presentado en la Conferencia Internacional de la Asociación de Alzheimer demostró que las personas que mantienen una vida saludable mejoran su función cognitiva. Así lo afirma la líder de este trabajo, Miia Kivipelto, investigadora del Instituto Karolinska en Estocolmo, Suecia.

Estudios anteriores ya habían revelado que que la práctica de comportamientos saludables, como una dieta sana, ejercicio y una vida social activa, podían retrasar el deterioro cognitivo. Sin embargo, no estaba claro si las personas que tenían estos comportamientos también compartían otro aspecto más en común que retrasara la manifestación de los síntomas de demencia.

En este sentido, se realizó una investigación en la que se analizó durante dos años a 1.260 adultos finlandeses con edades comprendidas entre 60 y 77 años. A todos ellos se les evaluaron los factores de riesgo que tenían para desarrollar demencia y, por ende, Alzheimer. El estudio concluyó que todos ellos tenían un rendimiento cognitivo normal o ligeramente por debajo de la media para su edad.

Para la realización de este estudio, los adultos fueron divididos en dos grupos. En uno, se ofrecieron consejos de salud y en el otro, los participantes tuvieron que asistir a un programa de dieta, ejercicio, salud cardiovascular y compromisos sociales.

Al finalizar las pruebas, los expertos comprobaron que los que pertenecían al primer grupo, tenían un mayor deterioro cognitivo que los del segundo grupo. Miia Kivipelto reconoce que un estilo de vida saludable no es «ninguna garantía» de que una persona no vaya a desarrollar Alzheimer. Sin embargo, valora los resultados positivos del estudio:

Vimos una diferencia de un 40% entre la intervención y los grupos de control. Estaba claro que el grupo de intervención mejoró del inicio del estudio

Los investigadores seguirán analizando y evaluando los pacientes durante siete años más, para verificar si las mejoras del estudio se mantienen. Kivipelto reconoce que hay factores muy importantes, como la motivación de las personas para mantener comportamientos saludables, así como sus códigos genéticos, que pueden influenciar los efectos del tratamiento.

No obstante, la experta afirma que este estudio prueba que la prevención es posible, y que cualquier persona puede hacer algo para reducir el riesgo de desarrollar Alzheimer.