REFEST: la realidad de los refugiados a través de artistas

 

“Hoy he dibujado mi mano porque mi mano es un símbolo para dar, para ayudar a los otros, para ayudar a los niños, a todas las personas que tienen necesidades”. Sahid Cherki es marroquí, lleva un año y medio viviendo en España y durante una semana ha participado junto a otros emigrantes y refugiados en un taller de poesía, ilustración y fotografía impartido en el centro Casa San Cristóbal. El taller, coordinado por 7 artistas europeos, entre ellos dos españolas, forma parte del REFEST, un programa europeo de residencias itinerantes y exposiciones para artistas relacionados con el mundo de la autoedición y sus disciplinas habituales (cómic, ilustración, collage), que es desarrollado en España por la Fundación Montemadrid a través de Casa San Cristóbal y el Festivalito de Autoedición de Villaverde (FAV).

Esta convocatoria está cofinanciada por el programa Europa Creativa de la Unión Europea e involucra de forma transversal a otros tres festivales más que, como el FAV, en los últimos años se han convertido en espacios de creatividad y debate social: la asociación Urban y el Balkan Photo Festival de Sarajevo (Bosnia Herzagovina), la asociación Organ Vida y su festival internacional de fotografía en Zagreb (Croacia) y el Pasaggi Festival en Fano (Italia).

Como resultado de esta colaboración, se han seleccionado un total de treinta y dos artistas, ocho de ellos españoles. Integrados en grupos multidisciplinares, han realizado una residencia en uno de los cuatro países mencionados investigando un tema de su elección relacionado con la problemática de los refugiados y la inmigración (percepción de las comunidades de acogida, situación de la mujer, identidad e integración, miedos y esperanzas…).

En la próxima edición del FAV podremos ver las obras resultantes, primera parada de estos cuatro festivales. A modo de adelanto, queremos compartir con vosotros en este post algunas de las reflexiones que estos ocho artistas de nuestro país nos han enviado y así poderlos conocer mejor.

 

1. The Corridor, el camino marcado a través de Zagreb

A Carles García O´Dowd y Sara Santana se les hace bastante difícil definir qué ha supuesto para ellos su residencia en el REFEST y cómo ha sido la experiencia de recorrer lo que se conoce como “The Corridor”, la ruta que los refugiados se ven obligados a realizar a través de Croacia, con la frontera serbia como punto de partida y llegando hasta Eslovenia.

Sara Santana y las contradicciones incómodas

“Durante todo el viaje quedó patente la contradicción tan incoómoda que existía entre nuestra posición y el tema que íbamos a tratar. De todos los riesgos éticos que conllevaba. Seis artistas de excursión en coche para ver las huellas de los refugiados en el camino. Ya con este planteamiento parece que estemos hablando de un tema ajeno, distante, que hubiese ocurrido hace mucho tiempo. Pero este es un fenómeno social que está ocurriendo ahora mismo y muy cerca. Una urgencia humanitaria continua en toda Europa. Te hace pensar hasta qué punto un proyecto cultural con una potencia tan limitada puede abordar con responsabilidad un tema que requiere de activismo político urgente y real. También de lo fácil que es apropiarse de un tema desde un enfoque artístico, vampirizarlo en beneficio propio. Y por último, el tema del dinero. Europa financia este proyecto sobre los refugiados en el que participo, y a la vez es responsable de toda una serie de procesos de violencia y clausura de sus fronteras en el que se vulneran los derechos humanos continuamente”.

Carles García O´Dowd, La violencia e injusticia que nos rodea

“El tercer día de residencia, visitamos un campo de tránsito en Šid, Serbia. Allí hablamos con refugiados de diversos contextos y procedencias… posiblemente fue el día en que más contacto directo tuvimos. Por la noche, dormimos en un hotel en la ciudad fronteriza de Vukovar, para proseguir nuestro viaje al día siguiente. Esa misma noche, en un bosque cercano a Šid, una veintena de hombres violaron brutalmente a una mujer que buscaba asilo y secuestraron a tres niños pequeños, probablemente sus hijos. Según la fuente que nos lo hizo saber, se trata de miembros de mafias albanas que posteriormente venderán esos niños por 4.000€ cada uno para luego mandarlos a Francia. Sentívergüenza y una horrible sensación de injusticia”.

2. Sarajevo y la generación de postguerra

Natalia Albeniz y Yeyei Gómez han viajado hasta Sarajevo, Bosnia y Herzegovina donde han podido ver las huellas de una guerra ya pasada pero que sigue muy presente en el paisaje y las personas de este país.

Natalia Albéniz, las señales de una guerra

“A veces se puede pensar que por leer o tener cierta información ya conocemos un lugar, pero una vez estás allí sientes que no tienes ni idea de nada, y que los puntos de vista sobre un mismo hecho pueden ser infinitos.

Una de las cosas que más me ha impactado ha sido cómo se convive con un paisaje y una arquitectura marcados por la guerra. Cuando íbamos en coche de un sitio a otro, veíamos casas bombardeadas o con disparos en las fachadas, y dado el tiempo que ha pasado, dentro de algunas habían crecido árboles que salían por las ventanas y que excedían incluso la altura, ya que muchas veces no tenían tejado. También pudimos ver zonas por las que no se podía pasar porque había minas antipersona, algo que sin duda hace patente la presencia de un conflicto, aunque pertenezca al pasado, tanto a nivel tangible como simbólico”.

Yeyei Gómez y las consecuencias del dolor

“Cuando la guerra sigue apareciendo en cada conversación es porque de alguna manera algo de ella continúa existiendo y sigue estando presente. La maldad del ser humano deja lugares vacíos llenos de gente, y deja también su impronta en aquellos que no vivieron la guerra. Los jóvenes que conocimos en Tuzla, agotados de escuchar hablar de ella, sienten que la sociedad que surgió tras el conflicto está enferma y corrupta. Luchan contra ellos mismos cada día con la idea de irse o quedarse y la mayoría de ellos estudian alemán mientras cuentan los segundos para marcharse de su país. Saben que cuando se vayan nunca más regresaran. Para mí la mayor dificultad es la de hablar del dolor que no se ha compartido y el peligro de caer en imágenes impactantes y bonitas que nos mantengan con los ojos cerrados y la televisión encendida”.

 

3. Las refugiadas de Bolonia y Fano

Hasta Italia viajaron María Peña e Ishara Solís Rodríguez quienes compartieron sus días con diferentes grupos de refugiadas en Bolonia y Fano procedentes de distintos países.

Las heroínas de María Peña

“Este proyecto, me ha mostrado otra cara de Europa, la más dura, la que me avergüenza. En los días que estuvimos en Bolonia y Fano con algunas de las chicas que han querido acompañarnos, la mayoría africanas, aparecieron grupos de extrema derecha con banderas y coches con sus himnos a todo trapo. Colectivos que representan el odio hacia lo diferente, hacia el extranjero o hacia cualquier forma de pensamiento más social. ¿Cómo hemos vuelto a esto? ¿Cómo podemos estar dando poder a esta gente en las urnas? ¿Qué nos está pasando?

Llegan a Europa y el infierno sigue, son vendidas u obligadas a prostituirse. Muchas de ellas niñas. ¿Y qué significa esto?, que en Europa se compran, se sustenta este sistema y se hace en silencio. Es increíble, pero, con todo lo que han pasado muchas aún transmiten dulzura y cierta fragilidad, y al mismo tiempo son las personas más fuertes y valientes que he conocido. Ellas son soñadoras y sus sueños las han mantenido vivas. Las admiro, y por eso en mi trabajo artístico en el contexto de Refest quiero retratarlas como heroínas, súper mujeres de la vida real”.

Ishara Solís Rodríguez, intrusa

“Fueron tan generosas sin obtener nada a cambio que en algunas ocasiones me sentí como una intrusa, una extraña curioseando en los cajones de sus anfitrionas. Esa sensación de estar fuera de lugar contrastaba enormemente con lo acogedoras que fueron conmigo. Ha sido una experiencia tan incómoda como fascinante, pero sobre todo ha sido una experiencia enriquecedora”.

4. España. El concepto de identidad

Montse Piñeiro y Belén Soto son las artistas que han realizado su residencia en el Centro San Cristóbal de Madrid, donde han podido trabajar con personas refugiadas e inmigrantes. Bajo el formato de workshop, estás son algunas de las conclusiones principales que nos han comentado.

Montse Piñeiro, narradores de su propia historia

“Nuestro punto de partida para esto ha sido la investigación sobre el concepto de identidad, y cómo los participantes, como narradores de su propia historia, consideraban esta idea. A partir de sus respuestas, construimos una imagen múltiple y voluble, cambiante, sobre el significado de esta palabra; algo tan complejo como una personalidad en sií misma. Lo más interesante ha sido conocer el proyecto de Casa San Cristóbal y su importancia para el buen funcionamiento de su entorno. También el hecho de ver cómo las diferencias lingüísticas no han impedido la comunicación, y cómo nuevas relaciones entre distintas nacionalidades surgían también dentro del barrio, dándole continuidad y trascendencia al trabajo que allí hemos realizado. Espero que poco a poco este tipo de proyectos se conviertan en procesos continuos que permitan a las personas conocerse de una forma no impositiva, y por lo tanto más rica, integradora y efectiva a largo plazo.

A nivel personal, las conversaciones que me llevo interfieren en mi punto de vista sobre el arte y la comunicación, y me hacen pensar en nuevas posibilidades y utilidades para mejorar la calidad de vida de las personas con estas herramientas”.

 

Belén Soto, la imagen de las personas refugiadas

“Entonces, nos preguntamos: ¿Qué imagen proyectamos de la inmigración y de las personas refugiadas? ¿Cómo influye la vulnerabilidad, violencia y otros atributos que asignamos a estos colectivos en su propia construcción identitaria durante su movilidad? ¿Qué límites y qué efectos tiene para ellos el uso que hacemos del lenguaje? ¿Cómo podemos acompañar un proceso de empoderamiento ante estas circunstancias?

Por un lado, esta experiencia me hace pensar en lo inevitablemente jerárquicos que son los conceptos de inclusión, integración, etc, a pesar de que a menudo se trabaje en ellos desde la intención de la horizontalidad”.

Personalmente, puedo valorar de manera general mi participación en REFEST como una experiencia de aprendizaje, una oportunidad para profundizar en cuestiones complejas -pluralidad, colaboración, empoderamiento”.