Ingeniería Sin Fronteras lleva casi veinte años al pie del cañón, tratando de compatibilizar tecnología y cooperación en sus proyectos. Aprovechando su presencia en el Maratón Científico Solidario, que durante el pasado mes de noviembre organizó el Museo Nacional de Ciencia y Tecnología, hemos charlado con su presidente, Miguel Ángel Pantoja, que nos ha contado cómo es y cómo funciona esta ONG.
Ustedes han participado en el Maratón Científico Solidario, ¿cree que este tipo de iniciativas son útiles para concienciar a la gente de las necesidades de los países pobres?
Sí, son útiles para mantener la atención de la opinión pública sobre los problemas acuciantes de estos países. Este año, con la terrible situación en Haití, todos los mensajes relativos a la cooperación que recibe la gente son de un dramatismo salvaje, pero afortunadamente esa no es la situación de todos los países pobres. Un maratón de este tipo da otra visión distinta de la que se ofrece en los medios de comunicación, más centrada en la búsqueda de soluciones que en la mera exposición de los problemas.
En su ponencia, usted ha expuesto el papel de la tecnología en la lucha contra la pobreza. ¿Cuál cree que es dicho papel?
Pensamos que ese papel es fundamental. Nuestra vocación es el uso de la tecnología para luchar contra la pobreza y promocionar el desarrollo humano. Da la base para el acceso a un nivel de vida digno y nos habilita para realizar ciertas funciones. Un ejemplo claro es el del agua. Se calcula que en los países pobres, cerca de 1.200 millones de personas no tienen acceso a agua potable o a a la que acceden está en condiciones insalubres.
Cuando esas personas pueden disponer de una fuente de agua segura y accesible cerca de sus hogares, se ponen enfermos con menor frecuencia. En definitiva disponen de tiempo y de salud, lo que les habilita para tener una vida más plena.
Entrando un poco más en lo que es su organización, la misión de Ingeniería Sin Fronteras es “poner la tecnología al servicio del desarrollo humano”. ¿Podría explicar un poco en qué consiste esta premisa?
En el concepto ‘desarrollo humano’ nos remitimos a cómo lo define el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), es decir, un proceso de ampliación de las capacidades de las personas que les permite tener un nivel de vida digno, y participación económica, política, social y cultural.
En cuanto al concepto ‘tecnología’ hay una mayor complejidad en la definición. Lo que normalmente entendemos por tecnología, es decir los conocimientos científicos aplicados a instrumentos técnicos que nos rodean, es lo que nosotros llamamos la ‘técnica’. Para ISF-ApD, la tecnología es la unión de esa ‘técnica’ con los valores, culturas y prácticas de organización de una sociedad determinada. Este matiz es muy importante, porque un mismo sistema técnico puede funcionar en una sociedad y en otra no, debido a que no se dan las condiciones culturales, sociales u organizativas necesarias. Si no se tienen en cuenta dichas condiciones, el sistema técnico no se podrá mantener. Cuestiones como el rol que juegan los actores participantes, el mantenimiento del sistema en años venideros o la propiedad del mismo deben estar muy bien delimitadas para que no fracase el proyecto de cooperación.
¿Cuándo y cómo nace ISF?
Ingeniería Sin Fronteras Asociación para el Desarrollo nace en 1991. Fue una iniciativa de profesores y alumnos de la Universidad Politécnica de Madrid. La asociación está formada tanto por socios, que dan apoyo formal y material a la misma como por personas voluntarias y contratadas, que son las que desarrollan el trabajo. Damos una gran importancia al voluntariado, pero siempre es necesario tener personas contratadas que se encarguen de la continuidad de los proyectos.
Llevarlos a cabo supone un esfuerzo económico importante, ¿cuáles son las vías de financiación?
Los programas que desarrollamos sobre el terreno son muy intensivos en capital. Aunque lo ideal sería que los sistemas que implantamos fuesen sostenibles técnica, social y económicamente con los recursos locales de la comunidad destino, lo cierto es que las zonas destinatarias nunca están en condiciones de aportar la inversión inicial en infraestructura. En nuestro caso, tenemos como financiadores públicos a agencias de desarrollo de la UE, la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID) y agencias de cooperación de ámbito regional y local.
Por otro lado, como financiadores privados tenemos a nuestros socios y también donaciones de particulares y empresas. Desde ISF-ApD esperamos que dichas empresas fomenten el respeto a los derechos humanos y la generación de riqueza con responsabilidad social corporativa.
¿Cuáles son sus ámbitos de actuación?
Internamente estamos organizados por tecnologías. El sector que tenemos más desarrollado es el de agua y saneamiento, y otra de las grandes líneas de trabajo son las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC). Además, otros sectores tecnológicos en los que trabajamos son la energía, el desarrollo agropecuario y la ordenación del territorio con vistas a la sostenibilidad ambiental de las áreas donde trabajamos.
¿Qué proyectos tiene en marcha en la actualidad?
Estamos trabajando en cuatro países, más España. Debido a nuestro tamaño mediano, preferimos centrarnos en proyectos concretos. En Nicaragua estamos llevando a cabo el programa Terrena. En él tratamos de que las actividades de agricultura y ganadería de las comunidades nativas no perjudiquen la capa forestal de la Cuenca Alta del Río Viejo. Además, se toman medidas para prevenir riesgos naturales y hay otra parte de abastecimiento de agua potable a comunidades que no pueden acceder a ella.
En Perú nos centramos en las TIC y tratamos de aplicar estas tecnologías en ayuntamientos pequeños de áreas deprimidas del país, que no tienen acceso a tecnologías que les permitirían una mejor gestión. Porque a pesar de que el citado país andino está experimentando un crecimiento económico muy importante, sigue habiendo muchas diferencias entre zonas urbanas y zonas rurales.
Nos acaba de exponer sus proyectos en el continente americano. ¿Nos podría hablar de los de África?
En África trabajamos en dos países. En Tanzania tenemos dos programas y nos centramos en el agua y saneamiento. Dotamos de servicio de agua a comunidades que no disponen de él. Se trata de un punto fijo de agua que no debe estar a más de 400 metros de las viviendas, y lo que es más importante, una estructura de personas nativas que opere y mantenga ese sistema de agua, para que las comunidades se conciencien de su importancia y de la necesidad de organización y administración. Esto es todo un reto en lugares donde la mayoría de la gente no sabe leer ni escribir. Con la introducción de estos programas, están desapareciendo los brotes de cólera, disminuye el tifus, las diarreas y la anemia.
El otro país es Mozambique. Aquí se combinan agua y saneamiento, TIC y energía. Se trata de mejorar la infraestructura de los puestos de salud de la provincia de Cabo Delgado, una de las más pobres del mundo. Casi ninguno dispone ni de agua corriente ni de iluminación, que serviría para que los centros puedan atender urgencias por la noche.
Además de los programas de cooperación anteriormente comentados, ustedes llevan a cabo diferentes campañas de sensibilización sobre temas diversos. ¿En qué consisten? ¿Hay alguna en marcha o en proyecto en este momento?
El trabajo en España está más enfocado al área de la sensibilización social y en el ámbito del conocimiento. En lo referente a la movilización social realizamos campañas puntuales, tratando de llamar la atención sobre la situación de privación de recursos en las que viven millones de personas en el mundo y sobre las medidas que deben tomarse. El objetivo final es influir en las políticas de cooperación tanto del Gobierno como de ámbitos autonómicos y locales, advirtiendo cuáles deben ser las prioridades en las que invertir los recursos destinados a cooperación.
¿Es necesario ser ingeniero para formar parte de ISF o se puede colaborar desde otros ámbitos de la sociedad?
Absolutamente no. Es más, es muy conveniente que haya personas de diferentes ámbitos y con distinta formación. Nuestros proyectos tienen un vértice técnico, pero también un vértice social, organizativo y cultural, donde pueden entrar todos, sean técnicos o no.
Precisamente, una de las máximas de ISF es reivindicar el acceso universal a los servicios básicos (agua, alimentación energía y comunicaciones) en los países en desarrollo. Esta premisa está incluida en los Objetivos de Desarrollo del Milenio ¿cree que podrá ser una realidad en 2015? ¿En qué aspectos se debe incidir para conseguirlo?
Los Objetivos de Desarrollo del Milenio suponen un gran avance, porque por primera vez se firma un acuerdo en el que toman parte casi todos los países del mundo, que tiene unos objetivos numéricos, mensurables y con unos plazos de tiempo determinados. Sin embargo, a menos de cinco años de la fecha límite, su grado de cumplimiento es muy desigual. En América Latina es posible que se alcancen la mayor parte de los objetivos, sin embargo en África, la mayor parte se van a quedar incumplidos.
Esta es una cuestión de voluntad política, tanto de los países donantes como de los países receptores.
Los países subdesarrollados deben tomar medidas para salir de la pobreza, pero, por otro lado, los países donantes deben mostrar compromiso. Con la crisis financiera actual, medidas como destinar el 0,7% del PIB a Cooperación para el Desarrollo van cayendo en el olvido. Esto nos obliga a seguir trabajando, porque los servicios básicos son, en definitiva, derechos humanos, por eso todos debemos velar por que se cumplan.