
Ser seropositivo ya no es una sentencia de muerte. La mayoría de los pacientes que reciben tratamiento con antirretrovirales (ARV) puede vivir con relativa buena salud y llevar una vida plena y feliz. Y ahora le podemos poner cara y voz a personas que entraron en su difícil espiral pero que ahora consiguen tener un día a día normal.
Médicos Sin Fronteras ha facilitado cámaras a seis pacientes que viven con el VIH/sida en Kibera, un enorme barrio en Nairobi (Kenia), y les ha propuesto documentar sus vidas con fotografías y palabras. Esta es la historia de uno de ellos.
La historia de Boniface
«Mis padres murieron cuando yo era joven, mi madre en 1991 y mi padre en 1999. Cuando mi padre se puso enfermo, no habíamos oído hablar del VIH/sida, no había ninguna prueba ni ningún asesor disponible. Lo llevamos al hospital del distrito y nos dijeron que tenía tifus, neumonía y otras enfermedades».
«Después de que muriera mi padre, empecé a trabajar como ‘chico del autobús’ en Nairobi, anunciando las paradas, buscando clientes, cobrando el billete… Era un trabajo divertido, aunque estaba todo el día rodeado de dinero y trabajando con mala gente, ladrones».
«En ese momento, mi vida pendía de un hilo. No pensaba en mi familia, sólo en el alcohol, las prostitutas y las drogas. No estaba preocupado por el sida porque no pensaba que yo pudiera tenerlo. Pensaba que era una enfermedad de gente rica. No creía que me pudiera contagiar. Empecé a estar enfermo día sí y día también. Un día decidí ir y hacerme la prueba porque había estado con muchas mujeres y no me fiaba de todas».
«Estaba asustado pero todavía me sentía sano, así que solo quería confirmar que era negativo. Cuando leí el resultado estaba muy confuso. Era positivo. No podía hablar, no podía hacer nada».
«La única cosa en la que podía pensar era que mi mujer se iría y que yo me iba a morir. En ese momento, yo vivía con mi amigo Kennedy aquí en Kibera. Cuando volví a casa caminando desde el hospital no podía parar de llorar y me imaginaba que todo el mundo sabía que había dado positivo en la prueba. Cuando llegué a casa le conté a Kennedy lo que había pasado. En agosto, me sacaron sangre en la clínica para hacerme la prueba CD4. El resultado fue 250. Me explicaron que lo mejor era que empezará a tomar antirretrovirales (ARV) porque el resultado era bajo».
«Empecé el tratamiento el 31 de diciembre de 2004. Sólo entonces empecé a hacer planes de futuro. Quería estar seguro de que mi hermana pequeña podría seguir estudiando».
«Decidí empezar a ahorrar dinero. En la autoescuela tomé 30 lecciones en 30 días, teoría y práctica, antes de hacer el examen con un agente de policía. Aprobé los exámenes y conseguí la licencia el 21 de julio de este año. Un amigo me prestó su furgoneta y he estado trabajando desde agosto como conductor, transportando muebles». Ahora gano suficiente para vivir y para mantenerme a mí y a mi hermana».
«Ésta es mi hermana Eveline. Tiene 14 años. He querido hacerle una foto porque ella es la única persona que quiero en mi vida. Se parece a mí: el mismo color de piel, la misma talla y el mismo carácter. Pero no quiero que siga mi ejemplo de vida porque me he comportado mal. Somos ella y yo, viviendo juntos y cuidando el uno del otro. Ella es la única que me cuida y hace la comida. Antes de acostarnos, se asegura que haya tomado mi medicación. Cada noche me pregunta: “Bon, ¿has tomado tus medicinas?” . Ahora paso mucho tiempo dando charlas sobre salud y educando a la gente sobre VIH/sida. Les explico que el sida se transmite sobre todo a través del sexo».
«Aquí estamos mi novia y yo, sonriendo porque ahora estamos disfrutando de la vida. Nos casaremos el próximo año. Quiero que la gente vea que te puedes casar aunque tengas el sida. Quiero que la gente de los países europeos sea consciente de que en África la mayoría de la gente no tiene acceso al tratamiento».
«A pesar de que en Nairobi hay una organización que nos da antirretrovirales no es suficiente. Necesitamos más ayuda para que más gente pueda tener acceso al tratamiento».
Esta es la experiencia de Boniface, pero si quieres conocer todas las historias, pincha aquí.