Nicholas Negroponte presentó en 2005 su idea de fabricar un ordenador portátil para los niños del tercer mundo, que costaría 100 dólares y estaría diseñado específicamente para niños. El objetivo fundamental era reducir la llamada brecha digital.
En su momento se desató la ira de los grandes de la industria (Intel y Microsoft) porque se les dejó fuera de este proyecto (se usarían los chips más baratos de AMD, competencia de Intel, y se les instalaría el sistema operativo gratuito de Linux, opuesto de Microsoft).
David contra Goliath… de salir adelante la iniciativa, los gobiernos de los países pobres y en desarrollo ya habrían comprado 150 millones de estos ordenadores en 2008. Y realmente se habría hecho una acción que podría cambiar el mundo.
Pero una mala gestión en el diseño y la producción, así como diversos empecinamientos (sólo vender a países pobres, diseñar desde cero) que se fueron traicionando a medida que las cosas no daban los frutos deseados han conducido al inminente cierre del proyecto. Negroponte ha anunciado la imposibilidad de mantenerlo más de un año. Sin duda, la crisis, no está ayudando precisamente.
A pesar de no conseguir su objetivo principal, ha provocado otros resultados menos altruistas pero de cierto impacto en la sociedad: rápido desarrollo de la tecnología ebook y la proliferación de portátiles para niños (por ejemplo el Classmate PC.
El caso es que OLPC apenas ha logrado vender 1 millón de sus portátiles, además a 175 dólares (sin incluir gastos de envío).
En plena crisis, habiendo tenido que despedir a media plantilla, y con una buena cantidad de deserciones de sus directivos (por sentir que se ha traicionado a la idea original) no parece que el proyecto vaya a levantar cabeza. Uno de sus directivos emigrados se propone hacer por su cuenta portátiles a 75 dólares. Y el gobierno indio asegura que en breve comercializará miniportátiles a 100 dólares.