
De tronco grueso, corto y copa piramidal siempre verde, el tejo es una especie enigmática. Tras su corteza puede esconder secretos de lo antiguo ya que es uno de los árboles más longevos del mundo, pudiendo superar los 1.500 años de vida. Sagrado para pueblos como los Celtas, mitológico para los pobladores de Asturias -en donde todavía podemos encontrar tejos centenarios e incluso alguno milenario-, esta especie de las taxáceas puede llegar a desaparecer si no se protege.
A pesar de su longevidad, los tejos se encuentran amenazados. Sus poblaciones han sido diezmadas, debido principalmente a las obras de remodelación de los pueblos y ciudades y al incremento masivo de turismo en zonas de alto valor ecológico.
En España, Asturias es una de las comunidades que mejor han conservado estas especies hasta ahora, convirtiéndose así en el epicentro de los centenarios, llamados tejos cultos. Como ejemplos, el ‘Teixedal de Casaio’, en Peña Trevinca, compuesto trescientos ejemplares centenarios o el ‘Tenxu L Iglesia’, en Quirós, un llamativo tejo de 9 metros de alto y 6,6 metros de perímetro, que puede tener más de mil años.
Ante la importancia de conservar estos ‘árboles sagrados de la antigüedad’ –así los llaman los expertos-, la Fundación Félix Rodríguez de la Fuente, a través del Observatorio de Árboles Singulares y Monumentales, hará llegar a todos los agentes involucrados en su gestión un manual de buenas prácticas que ayude en su protección.
«Este manual nace ante la necesidad de prestar una especial atención a los tejos cultos que subsisten en los entornos urbano y rural, dada su fragilidad y vulnerabilidad, a pesar de su altísimo valor cultural, biológico y simbólico»,
destaca el Observatorio.
Los expertos aseguran que especies como el tejo «podrían compararse con el oso en cuanto a la calidad ambiental que indica su presencia». Por este motivo, y dado su alto valor cultural y biológico, así como su simbolismo como árbol sagrado de la antigüedad, solicitaron recientemente la declaración de los tejos del norte de España y arco atlántico europeo como Patrimonio de la Humanidad.
La Fundación Félix Rodríguez de la Fuente trabajará también en la edición de un material similar para fomentar la protección de otras especies de árboles, como los olivos, los castaños y las palmeras.