Estamos de enhorabuena porque España será la sede de «LifeWatch«, una super infraestructura europea de investigación medioambiental, que tendrá su centro neurálgico en Sevilla y que se dedicará al estudio de la biodiversidad mediante el apoyo indiscutible de las tecnologías de la información y la comunicación.
Por lo visto, según informa el Ministerio de Ciencia e Innovación, el proyecto cuenta con un presupuesto nada desdeñable: 220 millones de euros, pero tranquilos, porque no será financiado solo por España, ya que diversos países de la Unión Europea están con nosotros en esta maravillosa inversión en biodiversidad: Suecia, Grecia, Finlandia, Hungría, Rumanía, Holanda e Italia.
Según tengo entendido, los trabajos de investigación vinculados a esta infraestructura, de nombre sugerente, permitirá evaluar en un laboratorio virtual el impacto del cambio global y del desarrollo urbanístico sobre determinadas áreas geográficas.
Para ello, desde «LifeWatch» se procesará la información existente sobre la flora y la fauna de un territorio y de sus condiciones ambientales asociadas, se analizarán diferentes escenarios temporales y se pondrán en marcha medidas para preservar su biodiversidad.
Por otra parte, resulta interesante destacar que la ajudicación de la sede principal de «LifeWatch» a España ha sido posible gracias a la excelente calidad científica en el área de la biodiversidad que atesora nuestro país.
En este sentido, parece que ha sido determinante la experiencia previa en esta materia de la Reserva Biológica de Doñana, perteneciente al Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC).
Por su parte, junto a España, Hungría, Rumanía, Holanda e Italia se han comprometido a trabajar desde la fase inicial en el proyecto, aunque únicamente España, Italia y Holanda albergarán las instalaciones comunes de la infraestructura. Holanda acogerá un centro de investigación e innovación de tecnologías de la información e Italia alojará un centro de servicios.
España, además de ser la sede principal, administrativa y legal, contará con las instalaciones centrales relacionadas con las tecnologías de la información y la comunicación, lo que, sin lugar a dudas, servirá de impulso para el desarrollo de este sector en el país.
Y mientras tanto, los ocho países implicados ultiman ahora los estatutos de la infraestructura con el fin de que se constituya como un ‘ERIC’ o ‘European Research Infrastructure Consortium’, que es una figura legal recogida en la normativa comunitaria especialmente diseñada para las infraestructuras científicas.