Las diferencias dentro de las especies son clave para su conservación

Foto: Eva de Mas, CSIC
Foto: Eva de Mas, CSIC

Darwin escribió que la selección natural necesitaba de variación en los rasgos para poder operar y que, además, en las comunidades naturales las especies interactuaban unas con otras en lo que vino a llamar una pila enmarañada (‘tangled bank’), que incluía variabilidad dentro de las especies por la acción directa e indirecta de las condiciones de vida.  Sin embargo, el papel que juega esta variabilidad en el mantenimiento de estas pilas aparentemente enmarañadas, las llamadas redes ecológicas, es prácticamente desconocido.

Un equipo del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) ha comprobado que la diversidad genética dentro de cada especie puede ser esencial para su conservación y estabilidad y, por tanto, para garantizar la conservación de todas las especies y de las redes alimentarias. Esto, por supuesto, afecta a la preservación de la biodiversidad.

El CSIC ha estudiado, mediante modelos simulados por ordenador, cómo esta variabilidad afecta a la estructura de la “pila enmarañada” y, en concreto, a las redes tróficas.

“Se sabe desde hace tiempo que es la estructura de las redes la que las mantiene estables en el tiempo. Los resultados de este estudio sugieren que si conservamos la variabilidad genética aseguramos el mantenimiento de la red y de las especies que la componen y, por tanto, el funcionamiento del ecosistema en que se haya inmersa dicha red”, explica el investigador del CSIC  Moya Laraño.

También es importante su aplicación para la conservación de especies en cautividad:

“En el caso de especies que se conservan en zoológicos o en cautividad, lo mejor es asegurarnos de que mantenemos la diversidad genética, no sólo para evitar la endogamia sino para asegurarnos de que hay suficientes individuos diferentes como para restablecer las relaciones complejas necesarias para recuperar el papel ecológico de la especie”, asegura el investigador del CSIC.

Durante tres años, los científicos estudiaron una red que incluía 18 especies de arañas y dos de ciempiés de los bosques caducifolios de los Montes Apalaches, en Estados Unidos. El artículo, firmado por el citado investigador del CSIC, se ha publicado recientemente en un número especial de la revista Philosophical Transactions of Royal Society B, dedicado a la genética de comunidades.

La conclusión es que la diversidad genética de las especies que componen la red (es decir, cuán diferentes son los individuos dentro de cada especie) puede ser esencial para su conservación y estabilidad y, por tanto, para garantizar la conservación de todas las especies que interactúan. Según el CSIC, la aplicación de este hallazgo es también importante para la conservación de especies en cautividad.