Para la inserción social cualquier tiempo pasado nunca fue mejor

Inma Muro, periodista de Interviú galardonada por Feafes
Foto: Interviú

La ignorancia siempre ha sido atrevida y de ahí que la mayoría de nosotros tildemos siempre de frívola, por su picantona portada, a  la revista Interviú. Sin embargo, Inma Muro, una redactora de la revista, sale hoy en su defensa recordándonos que la revista lleva en pie 36 años y que:

Aparte de los temas obvios y las portadas, tenemos un interés muy marcado por otros y entre ellos los temas sociales. Y es que esa parte frívola no le quita seriedad al resto

Y sobradamente demostradas quedan sus palabras con el reportaje que ella misma ha escrito, titulado ‘Si rezabas más fuerte, te daban otro vaso de leche’, que fue publicado el pasado julio y que ha sido premiado recientemente por la Federación de Asociaciones de Familiares y Personas con Enfermedad Mental (Feafes) por observar, desde una perspectiva positiva, la evolución de la psiquiatría en los procesos de rehabilitación y recuperación de las personas con enfermedad mental desde hace medio siglo en España.

En serio os decimos que la lectura de su investigación, el reportaje de Inma Muro, nos puso los pelos de punta en varias ocasiones y no es para menos cuando padeces una enfermedad mental y, de pronto, eres consciente de lo que habría sido de la integridad de tu cuerpo, persona, voluntad y vida si antes del 86 te hubieran ingresado en uno de esos ‘manicomios’ de los que la periodista de Interviú da cuenta y que, por cierto, afortunadamente quedaron abolidos con la Ley de Sanidad de 1986 por la que también, qué vergüenza para el anterior período de la historia española, nos equipararon finalmente, a las personas con enfermedad mental, con cualquier otro paciente. Imaginad mi indignación.

Precisamente este dato alarmó a Inma quien asegura que:

Es asombroso que se sepa tan poco de lo que pasaba no hace tanto tiempo, ya que 25 años es muy poco para aceptar que entonces ocurrían las barbaridades que cuento y de las que, personalmente, no sabía nada, tal y como le ocurriría a mucha otra gente

¿Qué les ocurría Inma?

Entre otras muchas vejaciones, se les dejaba tirados desnudos en patios, se les apartaba de la sociedad, eran tratados, por ejemplo, con insulina que les llevaba al coma y que podía tranquilizarles o matarles… Muchas veces el trato era inhumano, les daban baños de agua fría, entraban en los manicomios y ya no les dejaban salir de por vida…

Y es que, según cuenta el psiquiatra Mariano Hernández Monsalve en el reportaje de Inma, resulta que gracias a esa ley del 86 el ingreso en las unidades psiquiátricas de los hospitales generales se reducía al “tiempo necesario”, ya que, por lo visto, antes de ese productivo año, tanto la autoridad gubernativa como el médico “podían ordenar un ingreso sin respaldo judicial y como no había sentencia, tampoco había un plazo definido de internamiento y había personas que por un pequeño altercado podían estar toda la vida encerrado”, asegura Hernández en las páginas de Interviú.

¡Acabáramos! No sólo hubiera quedado destrozada mi vida y la de tantas y tantas personas con alguna enfermedad mental ¿Y la de los familiares? ¿Nuestras madres? Realmente espeluznante y agradecida a Dios, al Universo, de haber nacido un pelín más tarde.

Pero justo es también subrayar esa parte positiva del reportaje por la que ha sido premiado y que merece toda mi atención. Inma ha sido capaz de encontrar los testimonios de personas que habiendo pasado por algún manicomio de entonces y por un hospital en la actualidad, nos dibujan la diferencia y nos ofrecen un presente mejor y un pronóstico y futuro también más halagüeño. Estas personas están plenamente integrados social y laboralmente.

Sin embargo, Inma Muro insiste en que todavía:

La gente que tiene una enfermedad mental sigue viviendo y enfrentándose al estigma que pesa sobre ellos y los medios de comunicación podemos hacer algo para ayudar a que esto siga ocurriendo. En España, no así en Argentina o Uruguay, por poner un ejemplo, es una cosa cultural que tenemos que ir cambiando. Tanto si voy al endocrino como al psiquiatra debería poder contarlo del mismo modo, como algo normal

Ciertamente, como Inma me comenta, uno ha visto muchas películas en las que se hacían lobotomías y se vejaba a las personas ingresadas en manicomios. Quizás, dice, “uno las ve como anestesiado, pensando que es una película”. Y no obstante el año 86 está aquí mismo. En serio, me aterra pensar lo que muchas personas con mi dolencia, un trastorno bipolar o cualquier otra enfermedad mental habrá pasado en aquellos lugares.

Hoy, desde aquí, desde este blog que vela y difunde la utilidad y la función humanitaria de la integración social y laboral, un afectuoso pensamiento para todas aquellas personas que sufrieron en aquellos lugares inhóspitos cualquier tipo de vejación que aterra referir y, muy especialmente, por aquellos que bajo un tratamiento inadecuado en los manicomios ya no están. También a los valientes que airosos pasaron de una etapa a otra y nos demuestran la bendición que supone para nosotros el desarrollo, la modernidad y, sobre todo, la moralidad.