La discinesia en pacientes con Parkinson: ¿Qué es y cómo se puede evitar?

Manos de persona mayorLas discinesias son movimientos involuntarios, espasmódicos y bruscos de músculos sobre los que el cerebro no tiene control. En los pacientes con Parkinson se producen normalmente por el uso prolongado de la medicación para frenar la enfermedad.

En el Parkinson, la mayoría de los tratamientos farmacológicos van dirigidos a mejorar las disfunciones motoras, con la Levodopa como principio activo más eficaz, pero con el inconveniente de que con su uso a largo plazo se producen fluctuaciones motoras y discinesias.

Estos movimientos bruscos pueden provocar una actividad frenética durante horas, por lo que suponen un agotamiento físico para el paciente; pero además limitan la capacidad terapéutica de la propia Levodopa.

Por eso es muy importante la investigación que está llevando a cabo Ciberned, con el grupo liderado por Maria Trinidad Herrero junto al grupo de Rosario Moratalla –a quien entrevistamos en este otro post– y a investigadores internacionales, que tiene como objetivo aumentar la duración de los efectos de los antiparkinsonianos y reducir los síntomas de las discinesias para mejorar la calidad de vida de los pacientes.

Los expertos explican que existen diversos mecanismos moleculares clave para las discinesias y que los principales cambios que provocan estos movimientos afectan a una zona del cerebro que se llama cuerpo estriado, que es la más rica en dopamina R. Estudiar estos cambios es crucial, porque una función alterada de esta parte cerebral afecta al funcionamiento de todo este órgano.

Para reducir la discinesia se combinan terapias farmacológicas con terapias no farmacológicas, encaminadas principalmente a paliar los cambios funcionales derivados de la ausencia de dopamina y restaurar la función motora.

Con la combinación de estas terapias se ha observado una mejora en la bradicinesia, la marcha, el equilibrio y la fuerza muscular, algo que ha contribuido a mejorar la calidad de vida de los pacientes con Parkinson.

Además, también se ha valorado utilizar la estimulación cerebral profunda, una intervención quirúrgica que se aplica en pacientes a quienes les ha fallado el tratamiento médico, pero que ahora se podría utilizar antes incluso de que esta alternativa falle, gracias a la que se reducen los síntomas motores y no motores y se frena la discinesia hasta en un 60%.

Por último, esta investigación de Ciberned también está probando la estimulación magnética transcraneal que es una terapia segura y no invasiva que afecta a la corteza cerebral pero no a las estructuras profundas y algunos estudios terapéuticos ya han demostrado su utilidad en pacientes con Parkinson.