Carlos Peña, un cuarto de siglo nadando a favor de causas solidarias

Carlos Peña nadando
Foto: Web Carlos Peña

Un traje de neopreno, unas aletas y un corazón lleno de solidaridad. Estos han sido – y todavía son – los compañeros de viaje de Carlos Peña desde hace 25 años, un nadador que se lanza al agua siempre que puede para contribuir con causas solidarias.

En este cuarto de siglo, lagos, embalses y ríos han sido testigos de sus 53 travesías que ya suman un total de 5.187 kilómetros. Hoy os contamos su historia para que conozcáis cómo, en muchos casos, la solidaridad no tiene límites.

A raíz de una lesión que lo apartó del atletismo en 1989, Carlos comenzó a hacer travesías con el objetivo de ayudar a diferentes causas, desde recaudar fondos para los afectados por el huracán Mitch en 1999, hasta colaborar en campañas solidarias como la de ‘Mójate-Busti Zaitez’ por la esclerosis múltiple o en beneficio de las enfermedades mentales.

Mi primera travesía fue en 1995. Me fui a Bosnia, en plena Guerra de los Balcanes, con dos camiones humanitarios y nadé desde el puente viejo de Mostar hasta Metkovich en misión de paz con apoyo de Naciones Unidas.

Asimismo, también se ha lanzado al agua por diversas causas medioambientales aunque su última travesía ha sido el pasado verano a favor del Banco de Alimentos de varias ciudades andaluzas.

Todo lo que se recauda, en este caso alimentos, va directamente a las asociaciones a las que yo ayudo. Es íntegro

Carlos no está solo. En sus aventuras suele rodearse de otros voluntarios o amigos que lo acompañan, ya sea en una piragüa o en una zodiac ya que, tal y como nos cuenta este nadador nato, “los ríos son peligrosos, voy acompañado por si pasa algo”. Y es que, algunas de sus travesías han sido realmente duras.

Algunas travesías han sido extremas. En los Balcanes nadé a 15 grados bajo cero. También aquellas en las que no salí del agua en 24 horas, como cuando nadé a favor de la campaña del Grupo de Enfermedades Raras de Navarra

Pero este nadador solidario lo tiene claro:

Lo hago por los demás, porque cuando tu esfuerzo llega al corazón de alguien ya es suficiente

Carlos trabaja como conductor de autobús, pero cada día intentar sacar un hueco para lanzarse al río y entrenar. Por ello, todavía le quedan muchas fuerzas para continuar sumando años en el agua y ayudar, de manera totalmente altruista, a todo aquel que lo necesite.

Ser solidario me aporta felicidad. Me siento feliz. Esa es la palabra

Si queréis conocer más detalladamente toda su historia podéis contactar con él a través de su Facebook o su página web.