
Un estudio del Instituto de Investigación en Recursos Cinegéticos (IREC), dependiente de la Universidad de Castilla-La Mancha y el CSIC, sugiere que reducir la población de jabalí puede ayudar al control de algunas enfermedades compartidas con otras especies.
Sin embargo, esta conclusión no parece sostenible en el tiempo y choca contra los intereses económicos del sector cinegético y, además, puede generar un conflicto contra sectores pro animalistas.
Además, el control numérico de jabalíes no erradica por completo las enfermedades, ni tampoco tiene efecto sobre todas las de importancia. Por lo tanto, el control poblacional debe entenderse como una herramienta más en el marco de un control integrado, que a largo plazo debe basarse preferentemente en métodos más sostenibles y mejor aceptados como la vacunación.
Pero, los expertos también advierten de que cualquier estrategia de control integrado debe implementarse sobre la base de estudios epidemiológicos que justifiquen la aplicación de las distintas medidas y permitan la evaluación y seguimiento de su efecto a largo plazo.
Tuberculosis y enfermedad de Aujeszky

Algunas veces, la sobreabundancia poblacional de ciertas especies provoca que algunos agentes infecciosos se mantengan en el ganado y en la fauna silvestre. En el caso del ganado suele controlarse, aunque sus causantes sobreviven en las zonas silvestres, lo que pone difícil erradicar la situación.
Esto es lo que ocurre, por ejemplo, con el bacilo de la tuberculosis bovina y del virus de la enfermedad de Aujeszky. Ambas son objeto de control en el ganado bovino y porcino respectivamente, aunque también afecta a la población del jabalí silvestre.
Por ello, los investigadores del IREC han querido centrar un estudio en la influencia que esta especie silvestre tiene en la difusión e incremento de ciertas infecciones. Los expertos se han fijado en tres situaciones en las que, por distintas razones, se aumentó la extracción de jabalíes. Esta información permitió cuantificar el efecto que tenía reducir la abundancia de jabalíes a la mitad, sobre la tuberculosis y el virus de la enfermedad de Aujeszky.
Los resultados son claros: la tuberculosis disminuyó entre el 21 y el 48 por ciento en los jabalíes, lo que se reflejó en una menor incidencia de tuberculosis en vacas y ciervos de las zonas estudiadas. En cambio, no se observaron efectos significativos en el caso del virus de la enfermedad de Aujeszky.