Si cogemos la tradicional foto aérea de una ciudad cualquiera veremos que, junto con los edificios, los monumentos y las principales avenidas, también hay huecos verdes, que no sólo se corresponden con grandes parques públicos, sino también con jardines privados, acotados por setos y zanjas.
Esta semana el bioconsejo de la Campaña sobre la Biodiversidad de la Comisión Europea está referido precisamente para esas personas privilegiadas que tienen algo de verde entre la puerta de su casa y la gris y ruidosa acera. A ellas les proponemos la creación de pequeños túneles de acceso entre su jardín y el de los vecinos para permitir el paso de ciertos animales no domésticos: como los sapos, las musarañas o los erizos.
Así, retirando uno o dos ladrillos de su muro, se permite el tránsito de animales, y con ello, se facilita aspectos como su alimentación y la búsqueda de refugio. Facetas en las que las autoridades locales tienen mucho que ver, ya que pueden fomentar la movilidad de los animales con la plantación de árboles en las calles.